La necesidad de construir un nuevo templo en Domez surgía en el verano de 1899, más concretamente en el mes de agosto, cuando una fuerte tormenta llegada de Portugal -siempre se dijo que las que entran en España por Constantim y Moveros son las más peligrosas- arrasaba parte de la cosecha de cereal -trigo, centeno y cebada estaban en la era para la trilla medas morenas y parvas-, varias casas y la iglesia de San Justo y Pastor que dejó en ruinas.

Cinco años después, en 1904 se tomaba la decisión de construir una iglesia nueva y el primer presupuesto cifraba su coste en 4.525 pesetas. No incluyéndose el acopio de los materiales tales como la piedra, arena, tejas, barro y madera que la harían los vecinos del pueblo, mientras que la mampostería sería del pueblo y la sillerías del pueblo más cercano. Al final las obras tuvieron un coste real de 15.770 pesetas, realizadas por el maestro Francisco Nieto al que se le abonaron en seis pagas de 2.000 pesetas cada una entre octubre de 1911 y el 28 de junio de 1912, para terminar con otra de 3.171 el día 29 de noviembre de 1912, varios meses después de abrirse al culto el 6 de agosto.

Entre los gastos destacaron las 800 pesetas por la corta de la sillería al cantero de Fornillos de Aliste Juan Manuel Rodríguez; 478 a Ángel Fernández de Ceadea por 6.500 tejas árabes, 1.500 ladrillos y 140 tejones; 80 a Narciso Llover por dos chopos para sacar madera para los andamios de la espadaña; 519 para convidar a los vecinos que acarrearon el material y 7.217 para jornales, pagados a 2, 2.5 y 3 pesetas. La iglesia es todo un monumento arquitectónico.