-Félix Prol, hijo de la emigración, ha sido compañero suyo muchos años y en circunstancias muy difíciles.

-Trabajó conmigo más de 20 años. Yo ya llevo siete milis. es mi séptima legislatura y excepto en esta última, que Félix se jubiló, ha estado en todas; 24 años y los que anduvo a gatas antes trabajando como concejal. Es un pequeño gran personaje porque era el primer teniente de alcalde.

-Ha podido conocer Zamora de la mano de su compañero ¿qué recuerdos tiene de su estancia en Aliste?

-Me gusta mucho la naturaleza y fue una gozada visitar todos esos pueblos de la frontera, eran una preciosidad, casas de piedra, castaños, un espacio donde parece que se ha parado el tiempo. Me parece un ambiente muy humano que a mi me gusta; de hecho, pudiendo vivir en una ciudad vivo en el campo. Recuerdo de aquellos días por Zamora que le pegamos un sablazo a la huerta de tomates y pimientos de Félix. Era una hermosura ver que cada casa tenía un huerto, tan grande casi como la propia casa. Aquello era de locos, huerta tras huerta y llenas de todo.

-¿Qué distinto a su tierra vasca no?

-Es otra forma de ser. Nosotros somos de una zona muy industrial y hemos vivido la dinámica de recibir a la gente del campo cuando la agricultura se mecanizó. Ver cómo vivía la gente del campo me gusta, es el contrapunto y ves de dónde ha venido la gente que ha llegado a Ermua. Los tractores sustituían a la guadaña y la gente legítimamente buscó el futuro en otro sitio, como el País Vasco. Lo pasamos muy bien en la casa de Félix, probamos el orujito hecho en casa, qué rico. A ver si me jubilo pronto y vuelvo.

-¿Después de tantos años en primera línea no se plantea la retirada de la política?

-Tengo 61 años pero siempre me ha acompañado esa vocación, he tenido cierta afición a lo social, aunque no ha sido fácil. A nivel personal ha sido muy complicado porque con ETA en activo la presión se vivía día a día. Es como Zamora; la gente te conoce, te amenazan en la calle, te cierran puertas para el trabajo, la vida social, no se te admite en ciertas cuadrillas. Esa tortura la hemos vivido, también Félix. Ahora todo es más tranquilo.