El ataque de uno o varios lobos se saldó con dos ovejas muertas y tres desaparecidas, al oscurecer de la tarde del viernes. Los animales pertenecían a una ganadería de Gramedo que el pasado año registró 77 ovejas y pérdidas por valor 9.000 euros por los ataques de los lobos. El ganadero Juan Carlos Lozano Mayo hacía ayer recuento y buscaba las ovejas que le faltan.

El ataque se registró en el paraje de El Valle cuando Juan Carlos terminaba de recoger el ganado para acercarlo a la nave de la explotación. Fue en ese momento cuando se percató de los dos animales muertos y de la desaparición de al menos otras tres corderas.

Madres y crías andaban juntas y ayer no aparecían. Los animales muertos tienen entre tres y cuatro años porque mantienen las palas en la dentición. Las tres desaparecidas son crías de estas hembras de un año, que suelen pastar juntas.

El ganadero esperaba ayer la presencia de la Guardería Medioambiental para realizar el parte de daños. Muy afectado, reconoció el miedo a que se repita la misma secuencia de ataques del pasado año, que comenzó en agosto, y que terminó con 77 animales por ataques de lobo.

Juan Carlos pide que se adopten soluciones urgentes, después de dedicar tiempo y recursos a reponer los animales y depender de la explotación. "Es normal que el lobo se lleve una o dos ovejas, eso ha ocurrido toda la vida y sabemos que tiene que ocurrir, pero ahora los ataques se han disparado".

La zona de pastoreo no está muy alejada del casco urbano del pueblo ni de la explotación donde estabula los animales, a poco más de un kilómetro. Además de los perros careas y mastines, Juan Carlos lleva petardos que hace explotar cuando el ganado se mete en alguna zona de sotobosque para espantar a los depredadores.

Los lobos se dejan ver sin ningún temor, como el día que estaba con el ganado y uno de los careas alertó de la presencia. "Son animales muy astutos".

Otro día jugó al gato y al ratón asomándose entre unas escobas con un intento de llevarse una oveja que fracasó para el depredador. En la carretera de Muelas de los Caballeros y en la carretera de Cernadilla han sido avistados por los conductores, extrañados de su comportamiento.