Las peores previsiones se han cumplido. La cosecha de cereal ha sido un completo desastre en la provincia de Zamora -en Castilla y León en general- con una merma de la producción que alcanza el 64%. La extrema sequía, altas temperaturas y las heladas tardías han hecho el efecto esperado para desesperación de los agricultores que deberán hacer frente a un año harto complicado. Según los datos oficiales hechos públicos ayer por la Consejería de Agricultura y Ganadería de la Junta, con más de la mitad de la superficie segada, en Zamora el rendimiento medio es de 1.140 kilogramos por hectárea frente a 3.000, que es la media de los últimos cinco años anteriores. La superficie de cereal de invierno de 151.608 hectáreas sembradas en esta campaña ha generado una producción de 171.790 toneladas, muy lejos de la media entre 2012 y 2016 que raya las 480.000 toneladas con una media de 158.000 hectáreas cultivadas.

Zamora supera las pérdidas del conjunto de la comunidad autónoma, donde las inclemencias meteorológicas han tenido como consecuencia que Castilla y León registre una cosecha de 2,6 millones de toneladas, lo que supone una producción un 59 % más baja que la media de los últimos cinco años -6,3 millones de toneladas-.

Aún así, hay casos más graves que el de Zamora. Si en el conjunto de los cereales se presentan rendimientos medios en la Comunidad en torno a los 1.400 kilos por hectárea, por debajo encuentran la provincia de Ávila, con 690 kilos por hectárea, y en Salamanca, con 980 kilos por hectárea. Tan solo dos provincias presentan cifras por encima de la media: Burgos, con 2.270 kilos por hectárea, y Soria, con 1.630 kilos por hectárea.

En cuanto a los cultivos, en la provincia de Zamora el trigo gana terreno entre los cereales con 71.200 hectáreas, alcanzándose en esta campaña una producción de 85.700 toneladas. La cebada, con 57.100 hectáreas, se sitúa en las 68.500 toneladas, mientras la producción de avena alcanza 13.100 toneladas, el centeno, en torno a 2.800 toneladas y el triticale, 2.500 toneladas. Estas cifras demuestran que se consolida la tendencia de los últimos años, con un predominio del trigo y una disminución de la superficie de cebada debido a los mejores precios y los mayores rendimientos del primero.

Respecto a los precios del cereal, según la Consejería de Agricultura desde enero de 2017 se ha iniciado una tendencia de crecimiento, "situándose en julio a un nivel similar al que tenían en 2015, e incrementándose respecto al año pasado en torno a un 20 %, recuperando por tanto la bajada de precios de la campaña pasada".

Los resultados de la cosecha confirman el daño que llegan ha hacer unos fenómenos meteorológicos adversos -sequía, granizo, altas temperaturas y heladas tardías- que han afectado especialmente a zonas con gran vocación cerealista.

Según el informe de la Junta, la falta de lluvia ha originado que la siembra otoñal fuera irregular y retrasada. A ello se suma un invierno con tal déficit de agua que en enero, marzo y abril la lluvia acumulada fue un 65 % inferior a la media de los últimos treinta años. Y un mes de abril con periodos de mucho calor y heladas a finales de mes. Las lluvias de mayo llegaron tarde y no permitieron paliar el estrés hídrico y en algunas ocasiones se acompañaron de granizo y de heladas generalizadas durante los primeros días del mes. "En estas condiciones, las fases de crecimiento de la planta y de llenado de grano se han desarrollado en condiciones muy extremas, lo que ha motivado un agudo descenso de los rendimientos".

El sector contará con un anticipo del 70 % de las ayudas directas de la PAC del presente año, a partir de mediados de octubre.