Tras una loable labor de recopilación inmortalizando el acervo tradicional de Sayago, Jesús Villar se enfrenta al desafío de contar la historia de un pueblo inexistente, sumergido bajo las aguas del Tormes. Medio siglo después de la desaparición de Argusino, sus hijos y descendientes persisten en el empeño de mantener viva su memoria.

Y el sayagués de Palazuelo Jesús Villar aportará su personal visión con un documental que reconstruye la vida de Argusino a través de dos generaciones, abuelos y nietos descendientes de este pueblo. Cuatro personajes -los mayores José Manuel Pardal y Adoración Vega, y los niños Rocío Vega y Jaime Paredero- dan vida a esta original narración creada por Jesús Villar, "una mezcla de documental y ficción que ayuda a transmitir ese sentir tan profundo por la pérdida del pueblo" describe el director, documentalista y etnógrafo que ha desarrollado su carrera profesional en Cataluña sin perder ni un ápice de la pasión por Sayago, la tierra que le vio nacer.

Cuando la Asociación Argusino Vive -promotora de los actos del 50 aniversario de la desaparición del pueblo- le propuso el trabajo, Jesús Villar se planteó la nada fácil tarea de hacer algo diferente a la sucesión de entrevistas y testimonios que a lo largo de los años han ido sustentando la memoria del pueblo. Fue así como se planteó un guión armado con la historia de un abuelo que le va contando a dos niños cómo era el pueblo que le vio nacer y le fue arrebatado para construir un embalse sobre las aguas del Tormes.

A la vera del mar de agua que forma el embalse de Almendra, a pocos metros de donde permanece sumergido Argusino, surgen los diálogos de las dos generaciones, con el abuelo contando a los niños anécdotas y detalles del drama que sufrieron los habitantes del pueblo con la marcha forzada del lugar hace ahora 50 años.

"Este trabajo es muy emotivo para mi porque toca sentimientos muy personales y lo que pasó no deja de ser un drama" cuenta Jesús Villar, inmerso estos días en el rodaje del documental, que se estrenará en los primeros días de agosto en tres escenarios: Salce, Villar del Buey y Cibanal.

A pesar de que la enorme sequía de este año permite apreciar algunos restos de las calles y construcciones de Argusino, el director del documental confiesa el desafío que supone enfrentarse a "un paisaje muerto; hacer vivir a las cosas muertas es muy difícil".

Lo más sorprendente para este experimentado productor (técnico de Televisión en Cataluña) es la profesionalidad que están mostrando los pequeños Rocío y Jaime, cuyas inesperadas salidas de guión, lejos de malograr la escena, la enriquecen con la particular visión y espontaneidad de quien no logra entender por qué el pueblo de sus abuelos se evaporó para quedar solo su memoria. "Es increíble la capacidad que tienen de contar lo que sienten, al final son niños y son maravillosos" expresa Villar, quien no oculta sus temores iniciales para "manejar" a los pequeños actores.

Autor de creaciones como "La siega" (2004), "El serano" (2005) "La fragua" (2006), "La trilla" (2007), "La cena" (2009) y la más reciente "La última siega" donde las personas mayores son protagonistas de su propia historia, Jesús Villar espera reflejar de forma fiel el recorrido sentimental por la historia de Argusino. Habrá que esperar a la primera semana de agosto para conocer este nuevo trabajo del documentalista y creador de la página sayago.com.