La Raya de España y Portugal ha dado la bienvenida al verano envuelta en llamas. La región de Tras Os Montes e Alto Douro sumida bajo el miedo del fuego originado en Aldeia Nova por un rayo, la comarca de Aliste mirando hacia el oeste temiendo que el fuego rompiese la frontera y llegase a los pueblos alistanos más cercanos: Castro de Alcañices, Brandilanes y Moveros. Pánico también en Villardiegua de la Ribera, en la comarca de Sayago.

El trágico incendio de Pedrogao obligó a concentrar la mayor parte de los efectivos humanos y medios mecánicos del país para intentar frenar la tragedia, después se sumó otro en Torre de Moncorvo. Todo ello supuso dejar bajo mínimos la única medida de lucha los contra incendios en Tras os Montes, los parques de bombeiros voluntarios.

Los medios aéreos del nordeste trasmontano se reducen a solo un helicóptero en Macedo de Cavaleiros. En Aldeia Nova, pueblo que hubo de ser evacuado al ser rodeado por las llamas se entregaron los pocos bombeiros que quedaban en los parques de Miranda, Vimioso, Mogadouro y Freixo de Espada a Cinta. Sus medios: únicamente camiones con sus mangueras, poco bagaje para los escarpados Arribes del Duero.

La grave situación llevó a algunos bomberos a trabajar más de 26 horas seguidas. En España, tras 10 horas de jornada los efectivos han de ser obligatoriamente relevados. El agotamiento era tal que cuando llegaron los efectivos españoles, los lusos agotados por el esfuerzo cayeron rendidos a la sombra de un carrasco con la tierra y las piedras como colchón y su propio casco de almohada.

Los helicópteros de Villardeciervos, Villaralbo y Vitigudino, cuatro cuadrillas, agentes medioambientales y motobombas frenaron el fuego en Aldeia Nova, Paradela y Vale de Águia. Seis días y seis noches de angustia hasta que ayer lunes a las dos de la madrugada el Gobierno de la República daba por extinguidos los tres focos.

Domingo Gonçalos, exalcalde de Paradela, aldea fronteriza con Castro, ponía voz a los portugueses: "Gracias España, Zamora, Aliste. Muito obrigado. Nuestros bomberos han trabajado duro, pero eran muy pocos y carecen de medios. Los españoles nos han salvado. Vuestro operativo humano y mecánico es mucho más completo que el nuestro".

Patricia Carvalho, desde hace diez años bombeira en Vimioso, se mostraba satisfecha por ver el fuego apagado, triste viendo los campos y orgullosa de su labor: "Ha sido una tarea dura y difícil, pero salvar aldeas es lo más impresionante y lo que más nos llena de satisfacción".

Fhilipe Jornalo, bombeiro en Aldeia Nova está extenuado, cae rendido, apenas puede hablar: "Los pueblos de Portugal y España están en nuestras manos y vamos a seguir trabajando cada día por salvarlos del fuego, dando nuestras vidas por ellos".