La Asociación Profesional de Agentes Medioambientales califica de "papel mojado y puro documento de buenas intenciones" los protocolos de actuación para el desarrollo del Plan de Acción diseñado para la erradicación del uso ilegal de cebos envenenados en el Medio Natural en Castilla y León, y que entrará en vigor en la primera semana de julio.

A los agentes medioambientales se les encomienda una labor clave y de primer orden en el hallazgo de envenenamientos y en garantizar las pruebas del delito, pero sin reconocimiento de agentes de autoridad, sin otros medios apenas que "unos guantes y unas bolsas de plástico" y "ninguneados" consideran que el documento aprobado por la Dirección General del Medio Natural es "pura venta de humo y un deseo de cumplir el expediente".

Se hace referencia, además, al informe sobre "la lucha contra el veneno en España", realizado por WWF, donde Castilla y León tiene el triste honor de ocupar el último puesto del país por promover el uso extensivo de rodenticida para combatir a los topillos.

Son protocolos de actuación que tienen que ver con la forma de proceder para prevenir, seguir y vigilar de terrenos por parte del personal dependiente de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente; con la forma de actuar los agentes medioambientales y celadores ante el hallazgo de indicios, muestras, cebos o cadáveres de fauna silvestre que denoten la existencia de casos de envenenamiento; con la forma de proceder en los centros de recuperación de fauna silvestre de la Junta de Castilla y León a la hora de realizar necropsias e informes de necropsia que afecten a especies protegidas intoxicadas; con la actuación de los laboratorios que realicen análisis toxicológicos, y también con las actuaciones administrativas y de coordinación con la vía penal, que, conforme a la gravedad del caso, puede implicar la veda total de la actividad cinegética o la penalización del pago de la Política Agraria Común.

Primavera y otoño

Medio Ambiente considera que "un nivel de vigilancia aceptable es imprescindible" para acabar con el empleo de cebos envenenados" e insta a realizarla "de una forma prioritaria en áreas donde la reiteración de envenenamientos tiene especial incidencia". En la provincia de Zamora el mapa de envenenamiento recoge cuatro municipios, repartidos por las zonas de Benavente, Aliste, Campos-Pan y La Guareña.

La Junta entiende que una vigilancia especial servirá "para localizar y eliminar el potencial peligro", y que la presencia de agentes en las épocas en que estas prácticas son más frecuentes tendrá un efecto disuasorio por temor a las responsabilidades administrativas o penales.

Reconoce la Dirección General del Medio Natural que "las superficies afectadas son grandes, y el personal, los medios y el tiempo disponible limitados". No obstante, para lograr un nivel de vigilancia deseable, propone "reorganizar el trabajo de los agentes medioambientales y celadores en zonas de especial riesgo durante la primavera y el otoño, de forma similar a cómo se hace durante el verano con los incendios forestales".

En el protocolo se indica que "las inspecciones se realizarán de forma periódica y sistemática". Los esfuerzos de búsqueda de venenos se deberán centrar en zonas que "por el tipo de aprovechamiento o época del año, el riesgo de colocación de veneno o la gravedad de sus efectos sean mayores", en lugares donde se han producido episodios graves de envenenamiento, bien por su reincidencia, bien por el número de ejemplares implicados, o bien por el grado de amenaza de las especies afectadas.

Medio Ambiente apunta que se realizarán al menos tres recorridos anuales en las zonas de vigilancia prioritaria, que serán realizados fundamentalmente en la campañas de primavera: (de enero a mayo, con preferencia en las semanas inmediatas al cierre de la actividad cinegética general o bien en el mes de mayo), y la de otoño: en (septiembre-octubre, con preferencia en las semanas que median entre los dos periodos hábiles de caza).

Desde la guardería medioambiental se afirm a que "lo más frustrante es que la Junta de Castilla y León no cree en su personal". Hace referencia a la existencia de patrullas caninas que, en Zamora, no parecen ni siquiera un sueño.