Los cortadores de toros y hermanos, Luis Gómez e Iván Gómez, fueron ayer cogidos por uno de los novillos soltados a la pradera de Guarrate para dar vida al encierro de campo y al posterior de calle que animan el programa de fiestas de San Antonio.

Se da la circunstancia de que ambos recortadores habían quedado segundo y tercero, respectivamente, en el concurso de cortes, organizado a las 00.30 horas, que congregó a dieciséis participantes y ofreció un espectáculo de alto nivel. El concurso fue seguido por un gran número de aficionados. "Había una cola para entrar como en las Ventas" al decir de Juan Pascual, que resaltó el desarrollo del evento. Además, Iván Gómez, anunció en este concurso, ganado por el vallisoletano Eusebio Sacristán, su retirada de la escena como cortador.

El encierro de ayer atrajo a Guarrate a casi dos centenares de caballistas y cientos de aficionados procedentes de diversas provincias donde el toro tiene un seguimiento acentuado.

Sucedió que Luis Gómez y el saucano Ismael decidieron recibir a porta gayola al primer astado exclaustrado del camión. El novillo saltó al prado como el que odia las rejas y embistió a Iván Gómez, que en su apuro resbaló y cayó al suelo. El toro le levantó y tiró al suelo", creando una situación de máxima tensión. Su hermano Iván salió resuelto al quite, junto con otros mozos, y en la refriega quedó atrapado entre la cornamenta y bajo las patas de un animal cegado en los derrotes y dispuesto a allanar el camino de intrusos.

Fueron unos segundos impresionantes, seguidos con el alma en vilo por todo el mundo allí presente. Ambos hermanos fueron llevados para su supervisión médica y el encierro quedó paralizado, como pendiente del resultado. Todo quedó finalmente en unas escenas para el recuerdo cargadas de riesgo y peligro, con unos varetazos en el cuerpo y de camisas desgarradas en los hermanos de Guarrate, pero con la suerte de que "el toro no clavó los cuernos".

El público recobró el aliento al conocer que lo vivido sin pestañear solo fue un aparatoso percance, resuelto por la gracia de un milagro. El encierro prosiguió su curso con los caballistas, jinetes y astados protagonizando carreras y encuentros interesantes. Dos toros lograron salirse del cuartel y, en sus andanzas, todavía levantaron las exclamaciones del público al menear y revolcar a un aficionado que les citó. Llevados a la calle, los novillos de los Hermanos Caminero y los taurinos continuaron su particular enzarzamiento.

El día acompañó, además, "porque no hubo ni sol ni moscas" al decir de Juan Pascual. Un encierro apasionante y de temperatura ideal.