Los vecinos de Peque festejaron ayer la festividad de la Santísima Trinidad en un día plenamente veraniego y de celebración entrañable dentro de la iglesia Parroquial de la Santísima Trinidad.

Poco después de la una de la tarde dio comienzo la misa mayor con una gran afluencia de fieles. Existió toda una complicidad del párroco Vicente Miguélez Miguélez y los tres niños de Peque que han celebrado su primera Comunión este año, los hermanos Arón y Andrea y Rebeca.

La procesión recorrió las calles céntricas de la población engalanadas de la forma más sencilla, con las flores campestres que regalan los arbustos el campo en estas fechas de fiestas de primavera.

Los niños se encargaron de ayudar a explicar a los feligreses, que llenaban el templo, el misterio de la Trinidad de forma sencilla y siguiendo las instrucciones del párroco.

Con tres listones de madera, uno para cada niño, y la propuesta del párroco de cómo unir esas tres piezas, el pequeño Arón tomó la iniciativa con ayuda de las niñas y del propio sacerdote. Al final, dibujaron un triángulo que simboliza el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Todo este ritual fue seguido con gran expectación de los asistentes.

La Santísima Trinidad representa "el alcanzar la comunidad perfecta" como recordó el padre Miguélez en la homilía, que brindó una celebración participativa con toda la comunidad. Invitó a recordar ese simbolismo, el amor del Evangelio y el sentido de la Comunión.

Los hermanos Arón y Andrea habían comulgado la víspera del día de fiesta, y la pequeña Rebeca unas semanas antes.

Pétalos por las calles

Los componentes del coro parroquial, por su parte, se esmeraron en realizar los cantos elegidos y entonados en los momentos centrales de la misa.

Los momentos más espontáneos se vivieron a la hora de regar el suelo de pétalos durante la procesión del Santísimo bajo Palio, donde se turnaban vecinos y miembros de la corporación, que tuvieron lugar destacado en el templo y en el recorrido de la procesión.

La comitiva la abría la cruz parroquial escoltada por los farolillos, seguido de gaitas y tambor que marcó la alegría de procesionar de fiestas.

No faltaron a la cita voluntariosos campaneros que repicaron con maestría durante el desarrollo de la procesión. Lo hicieron desde la espectacular torre del templo románico y renacentista, y manejando los badajos con soltura.

La gran devoción a esta fiesta reúne a familias de Peque residentes fuera del pueblo. La alcaldesa corporación municipal, Teresa María Garrao Alonso, subrayaba esa afluencia de los vecinos para arropar la fiesta. La siguiente cita importante será para conmemorar la festividad de la Virgen de la Consolación, el último domingo de septiembre, que ayer esperó en el templo el regreso de los parroquianos, sin olvidar a San Germán, un santo entrañable venerado por los vecinos de Peque por su leyenda. La festividad de la Trinidad varía y unos años coincide con el último domingo de mayo, o con los primeros de junio.

La fiesta de plato y mantel, primero con el aperitivo por los bares del pueblo y luego en las misas familiares, finalizó para dar comienzo a la actuación de Coros y Danzas, entrada la tarde.