Por si 2017 no fuera un año especial para los argusinejos, el pueblo que perdieron hace 50 años y les forzó a un penoso destierro empieza a asomar sobre las aguas del embalse de Almendra. Es la tercera vez en medio siglo que Argusino aflora entre el mar de agua que lo devoró en el año 1967 para construir un pantano que garantizara el agua a un territorio en precario.

El descenso de las aguas, que apenas alcanza el 42% de la capacidad del pantano, ha empezado a dejar al descubierto parte del cementerio de Argusino. Las primeras cruces sobre la plancha de hormigón que hace medio siglo cubrió el lugar sagrado, han comenzado a emerger y con ese descubrimiento llega el emocionado peregrinaje de argusinejos que buscan la cercanía a los suyos. Ayer por la tarde un grupo de ellos, todos nativos del pueblo desaparecido, acudían a la vera del embalse para depositar ramos de flores sobre el camposanto.

Hacía cinco años, en 2017, que no se producía el afloramiento del pueblo. "Ha empezado por el cementerio y en cuestión de días podrán verse las primeras casas" avanza Rocío Carrascal, de la asociación Argusino Vive, constituida para conmemorar los 50 años de la desaparición del pueblo.

El primer gran afloramiento se produjo en el año 1981, cuando era tan bajo el nivel del embalse que prácticamente se pudo ver el pueblo entero. Habría que esperar 31 años, en 2012, para un nuevo resurgir de las piedras que levantaban aquel vergel de Sayago; se pudieron llegar a ver hasta 30 casas de las 108 sepultadas en 1967. La coincidencia de este hecho con la celebración de los santos permitió a los argusinejos depositar ramos de flores a sus seres queridos, un "privilegio" excepcional para quien tiene enterrados a los suyos bajo un mar de agua.

Y este año, con los hijos y descendientes de Argusino conmemorando el medio siglo sin pueblo, reciben el "regalo" de este descubrimiento. Ya se ven las primeras flores sobre los restos y la asociación "Argusino Vive" se apresuró ayer a emitir un comunicado para expresar su "emoción" por el resurgimiento de las primeras piedras del camposanto.

En las imágenes facilitadas por la asociación se puede contemplar el agua del pantano meciendo las flores de plástico sobre las cruces improvisadas que colocaron en el año 2012. "Son muchos los testimonios de los argusinejos y las emociones que nos depara Argusino".

Desde que la tarde del 2 de junio se iniciaba el lento emerger el pueblo, las redes sociales han empezado a recoger emotivos testimonios, como el de Francisco Martín exponiendo sus sentimientos ante las ruinas del pueblo resurgido. "Se quedaron abrazados a la tierra bajo los cielos de agua y cuando el sol acaricia las cruces, se llega a sentir el palpitar de las piedras y la humedad de las lágrimas".

El previsible descenso de las embalsadas aguas del Tormes irá día a día aflorando un escenario de recuerdos. Cada centímetro menos de agua será un centímetro más piedra, de restos visibles que en su día levantaron las casas de un pueblo pletórico de vida.

En ese contexto de recuerdos y memoria se inscriben los talleres participativos promovidos por "Argusino Vive" y que hace unos días reunió a una treintena de personas en Cascón de Nava (Palencia), donde se asentaron 14 de las familias desterradas hace medio siglo para que Iberdrola pudiera ejecutar su proyecto hidreléctrico. Los talleres continuarán en Cibanal de Sayago (16 de junio), Villar del Buey (17) y Salce (18) en horario de 17.00 a 19.00 horas.

Esta actividad, que reúne a personas mayores para recopilar recuerdos, forma parte del homenaje cultural programado para el 12 de agosto, cuando se visionará el documental con testimonios recogidos en las diferentes reuniones convocadas. También se están construyendo dos veleros y 108 plataformas de corcho (por cada una de las casas inundadas) que se desplegarán por el embalse.