Ocurrió el 2 de septiembre de 2016. Miguel Fernández García, 78 años, salió de su casa en Gallegos del Campo, donde pasaba el verano con su mujer, para cumplir con su rutina habitual. Nadie podía imaginar que sería la última vez que cruzaba el umbral de la puerta con el fin dar un paseo, como acostumbraba en las tranquilas y plácidas mañana de estío en este pueblo de la comarca de Aliste. Hoy se cumplen 9 meses desde su desaparición y la familia hace ingentes esfuerzos para que este caso no quede en el olvido. Pero lo cierto es que no hay rastro ni pista alguna que lleve al paradero de Miguel Fernández.

"Lo peor de todo es la incertidumbre, no saber qué ha pasado" se sincera su hija Lucía desde Madrid, donde vive la familia, incluida la mujer de Miguel quien a sus 78 años sobrelleva la ausencia con bastante entereza. "Han sido 51 años juntos, toda una vida, demasiado bien lo está llevando" cuenta Lucía.

Pese a la falta total de noticias desde que terminaran las largas jornadas de búsqueda con la implicación de los vecinos de Gallegos del Campo y otros pueblos del entorno, la familia sigue aferrándose a cualquier atisbo de esperanza. "Si te da por pensar piensas de todo" afirma la hija de Miguel Fernández. "Lo raro es que aquellos primeros días que todo el mundo se echó al monte no se encontrara rastro; porque si es en Madrid o en una ciudad grande puede haber más riesgos, pueden pasar muchas cosas pero en un pueblo donde hay muy poquita gente...".

Ella misma ha podido comprobar las condiciones del terreno en la última visita que hizo al pueblo durante el puente de San Isidro. "Estuvimos dando una vuelta por la zona y hay muchísima vegetación, es muy complicado andar por el monte". Y lo resalta para reconocer la colaboración del Ayuntamiento de Figueruela de Arriba, del que depende Gallegos del Campo, del alcalde y tantos vecinos y veraneantes que rastrearon la zona en el mes de septiembre. Además de la Guardia Civil con perros de rastreo y helicóptero, Protección Civil, agentes forestales, cazadores... "En medio de una situación tan difícil nos consuela pensar en la actitud de la gente, nos apoyaron mucho, se volcó todo el mundo y aún ahora cuando vamos por allí nos preguntan, no se han olvidado. Eso también te consuela dentro de lo duro que es esto" expresa Lucía Fernández.

Empeñada en que la desaparición de su padre no caiga en el olvido, la familia ha recurrido también a la asociación de desaparecidos y Miguel Fernández figura en la lista de personas de la página sosdesaparecidos. En la misma se describe que el anciano medía 1,55 de estatura, 63 kilos de peso, pelo canoso y gafas graduadas. En el momento de su desaparición vestía pantalón oscuro, camisa clara color caqui, gorra azul y zapatos de color marrón.

En un verano que resultó especialmente preocupante en la provincia con la desaparición de tres personas en un corto periodo de tiempo, el anciano de Gallegos del Campo es el único caso que permanece abierto. Los restos de las otras dos personas fueron localizados por la zona.