También repara la Alianza en el abejaruco, que reside en la zona desde marzo hasta septiembre y se abastece por medio de la ingesta de abejas, que causa daños importantes en los asentamientos de colmenas. Hay que añadir que los años secos, cuando los insectos no son abundantes en el campo, se acentúa el ataque de los abejarucos a las colmenas. También señal que es una especie "que no se encuentra en peligro de extinción, sino en un proceso de clara expansión". UPA-COAG considera "imprescindible la puesta en marcha del Plan de Gestión del abejaruco para defender los legítimos intereses profesionales de los apicultores".

Respecto al buitre leonado y negro la organización agraria indica que "han pasado de una actitud carroñera a una actitud depredadora a raíz de la problemática de la EEB que eliminó la presencia de cadáveres de animales en el campo". Pide "propuestas claras de indemnización de daños por un lado y de mayor flexibilidad de abandono de animales muertos en el campo, que permitiría que no se creen asentamiento poblacionales de buitres como ocurre en el caso de los muladares".

Igualmente repara en el meloncillo, "una especie claramente en expansión que esta colonizando nuevos nichos ecológicos a marchas forzadas". Como oportunista, ataca a presas fáciles, que son animales domésticos en situaciones de debilidad como puede ser los partos de vacas y ovejas en los cuales provoca daños importantes en los órganos reproductores de las madre y en partes blandas de la cría". Pide "urgente control" del meloncillo que una alteración del ecosistema al incidir también en la fauna salvaje. La Alianza exige igualmente actuación en especies como el cuervo y el tejón, y un control y/o erradicación de focos que puedan resultar problemáticos (topillo, lagarta, langosta, nefasia, tronchaespigas, etc.).