El escándalo de pederastia en centros dependientes del Obispado de Astorga, ahora ya cerrado, se destapó a raíz de la denuncia de F. L. que no dudó en dirigirse directamente al papa Francisco con dos cartas, donde relataba los abusos sufridos por él, su hermano gemelo y otros dos menores más. Un acto que ha marcado un antes y un después en el seno de la iglesia en Castilla y León después de que Ramos Gordón admitiera el delito cometido y por la que fue apartado de la actividad parroquial en Tábara y otros pueblos de la comarca.

Aquella condena dio lugar a dos nuevas denuncias de antiguos alumnos, uno del colegio Juan XXIII de Puebla de Sanabria y otro del seminario de La Bañeza. Ambos ya han prestado declaración ante el vicario judicial, Julio Alonso, y el notario. Y así como el denunciante zamorano ha preferido mantenerse en el anonimato, el ex alumno de La Bañeza, Emiliano Álvarez, ha expresado a cara descubierta los presuntos abusos que habría sufrido siendo un menor por parte del sacerdote y entonces educador en el centro A. S. C.

Antes de prestar declaración en el Obispado de Astorga, el leonés Emiliano Álvarez tuvo que firmar un documento de confidencialidad donde se comprometía a no revelar el testimonio. Así lo ha confirmado el propio denunciante, quien en su testimonio ante los representantes del Obispado "me reafirmé en todo lo que he dicho públicamente; es mi verdad y no tengo nada que ocultar". Álvarez pidió a los representantes eclesiásticos "que me tengan informado del proceso, pero hasta ahora no se nada. No me voy a callar, espero que se llegue hasta el final y salga la verdad".