La desaparición de la custodia del Santísimo Sacramento de la iglesia de Santo Tomás, en Santa Eulalia de Tábara, sigue dando que hablar en esta localidad, en concreto por su temprana reaparición, o más bien por la forma en que apareció. Fue un grupo de mujeres pertenecientes al coro parroquial quienes la encontraron en una cajonera del templo, "bien a la vista", el domingo por la tarde, y una de ellas, María del Carmen Gago, fue quien inmediatamente comunicó por teléfono la noticia al sacerdote, Diego Miñambres Temprano, que en ese momento se encontraba en Faramontanos. Por lo tanto, nadie habría entregado el ostensorio en mano al propio párroco, como afirmaba este diario en su edición de ayer, en un momento de confusión en la propia localidad de Santa Eulalia.

La joya aparecía en la misma iglesia pocas horas después de que el párroco informara del "robo" -esa fue la palabra que utilizó- a todos los feligreses durante la misa dominical. Las mujeres del coro decidieron volver a buscar por todo el templo esa misma tarde y, efectivamente, consiguieron dar con la custodia bien guardada en un cajón, por lo que no se puede determinar si efectivamente alguien se la había llevado y tras la misa la devolvió, o si en realidad el ostensorio nunca salió de allí. Supuestamente, la sacristía y el templo, todos sus cajones, habían sido bien registrados en los días previos por los miembros del Consejo Parroquial, que fueron los primeros en conocer la desaparición del sagrado objeto, según informó a este diario su secretario, Antonio Ferrero.

Ninguna puerta ni ventana de la iglesia de Santo Tomás fue forzada en los meses previos a la desaparición de la custodia, que salió a la calle por última vez durante la celebración del Corpus, en junio de 2016. Nadie la echó en falta hasta hace pocas semanas, cuando la ex-alcaldesa Ilda Pérez Carro fue a sacarla para preparar la Octava de Pascua y encontró vacío el cajón vertical de la sacristía donde ella misma la había guardado después del último Corpus.

La custodia está bañada en oro y su valor económico es de unos 1.200 euros, aunque tiene un valor religioso y sentimental mucho mayor para todos los devotos de Santa Eulalia de Tábara.

En la mayoría de parroquias de Aliste, Tábara y Alba ya no hay objetos de tanto valor, pues tras la oleada de robos en iglesias de la Raya ocurrida en 2016 los párrocos, con ayuda de los vecinos, retiran el dinero, las joyas e incluso las imágenes después de cada misa.