Santa Eulalia de Tábara respira tranquila después de que la custodia del Santísimo Sacramento haya reaparacido a las pocas horas de que el párroco, Diego Miñambres Temprano, anunciara esta mañana en la misa dominical que el preciado objeto podría haber sido robado de la sacristía, donde se guarda desde hace siglos. Las palabras del cura dejaron helados a los parroquianos, que sentían cómo lo más sagrado había sido profanado en su pueblo.

La desaparición de la custodia se descubría hace una semana, cuando Ilda Pérez Carro, encargada del mantenimiento del templo, fue a buscar la custodia para la Octava de Pascua, y encontró vacía la histórica cajonera donde la había guardado por última vez tras el Corpus de 2016. El caso es cuanto menos misterioso, pues en los últimos meses nadie ha forzado puertas o ventanas de la iglesia para entrar a la sacristía y llevarse el valioso objeto. Tras descubrir su falta, los encargados parroquiales examinaron en profundidad cada rincón, cada cajón del templo, sin encontrar rastro de la custodia, que misteriosamente aparecía esta tarde en una cajonera donde ya habían mirado. Aunque los hechos dan para muchas hipótesis, los feligreses coinciden en que "lo importante es que ha aparecido, bendito sea Dios". El sagrado objeto está valorado en unos 1.200 euros, hace tres años se le había dado un balo de oro.