El desánimo se ha instalado en el mundo del campo. La ausencia de lluvias en lo que va de año, lastrada por un invierno seco y unas temperaturas más propias de las puertas del verano, está dejando cultivos en situación crítica. "Si sabemos esto, era para no haber sembrado" apuntan apesadumbrados los hermanos José Ángel y Gustavo Rosón, agricultores y ganaderos de Guarrate.

Con estar complicada la situación en toda la provincia, el caso de La Guareña se presenta más grave aún. "En el Bajo Duero el 70% del secano no tiene solución ni lloviendo mucho en el plazo de una semana" sentencia Honorio Valdunciel, de Villabuena del Puente. Todo apunta a que eso no va a ocurrir. A día de hoy las previsiones meteorológicas no anuncian cambios significativos, desde luego no en forma de precipitaciones, mientras los campos de cereal empiezan a mostrar un preocupante escenario de manchas amarillas, con las plantas agostadas cuando apenas han subido un palmo de la tierra. "Aquí echas la cerilla y prende" apunta José Antonio Perlines, de Fuentesaúco, mientras arranca un matojo de plantas secas.

Es la cara más amarga de la sequía. Los hermanos Rosón ya han comprobado sus efectos con resultados patentes. En una parcela de alfalfa que la campaña anterior dio más de 130 alpacas este año han salido 4; "no habría merecido la pena ni segarla, empiezas y cuando te metes a empacar ves que nada de nada. Cuando hay poco, sale todavía menos" comenta Gustavo Rosón mientras prepara el alimento para las vacas en una granja totalmente automatizada. Saben que este año los costes son mayores. La falta de agua provoca un efecto en cadena en toda la explotación de estos jóvenes agricultores y ganaderos.

"Coges menos forraje, los piensos subirán, la alimentación se encarecerá porque si por ejemplo no tienes silo de centeno, te toca tirar del maíz que es más caro y como encima los precios no dependen de nosotros....". Es lo que tiene un oficio que depende del cielo y últimamente también de un mercado loco que manda a miles de kilómetros en función de "las cosechas de Ucrania o Argentina, o de la Lonja de Chicago".

A pocos kilómetros de Guarrate, un paseo por los campos de Fuentesaúco junto a Constantino Miguel y José Antonio Perlines, presidente y ex presidente respectivamente de la Junta Agropecuaria saucana, muestra la cara más amarga del apuro hídrico por el que están pasando los cultivos. Las siempre vistosas y coloristas colzas, que el año pasado exhibían todo su esplendor, presentan corros completamente agostados.

"Ahora ir a las tierras es ver lástimas" lamenta Constantino Miguel, temeroso de que la situación sea irreversible. "Aunque llueva, que caigan diez litros no quiere decir nada, tenía que venir una semana de invernizo y caer y caer. Pero con el viento y a 25 grados hace falta mucha agua". Y pidiendo que no hiele en mayo "porque eso ya sería el colmo".

Perlines tampoco pronostica nada bueno. "A lo que está un poco mejor le quedan diez días, si seguimos así por aquí no sacamos nada este año". No solo eso sino que los agricultores han abonado las tierras "en vano" porque sin agua, lejos de mejorar los cultivos "se están quemando".

Ni siquiera se ve alegría en el regadío porque "das un riego y, con este aire y estas temperaturas, a los tres días está seco; si ahora se pusieran quince días mimosos igual mejoraba para estar regular pero la falta de agua ha planteado muy mal la campaña".

"En el Bajo Duero y Tierra de Campos a este paso y como no cambie la mitad de las tierras ni se siegan" vaticina Antonio Medina, de Toro. "Tampoco el regadío avanza porque al calentar tanto el ciclo vegetativo de las plantas se ha acelerado de golpe".

Según los datos registrados en la estación meteorológica del IES Fuentesaúco, desde enero se han contabilizado 56 litros, la mayoría (40) concentrados en febrero. "El problema es que en los últimos dos meses sólo ha llovido 8 litros, un comportamiento típicamente estival. A eso hay que añadir las temperaturas totalmente inusuales, sobre todo en marzo, que han agravado la situación. Marzo y abril se están comportando como dos meses extremadamente áridos" certifica el profesor saucano Ángel Rodríguez.

"Según ves el campo parece que ardería ahora mismo, está chamuscado" describe Honorio Valdunciel sobre los daños que está provocando la pertinaz sequía. "El otoño vino medido, muy justo, el invierno cero absoluto (de agua) y eso en un clima áspero, semidesértico, sin humedad en el ambiente ha arrebatado todo" describe este agricultor de Villabuena del Puente. "Y no digamos el viñedo, si no hay un cambio radical le espera un calvario".

Ante esta situación las organizaciones agrarias ya piden medidas. La consejera de Agricultura y Ganadería de la Junta, Milagros Marcos, mostraba el pasado viernes su "preocupación" por la sequía que atraviesa el campo y anunció "flexibilización" en los mecanismos de la Junta para "paliar" esta situación, según informa Europa Press. Marcos destaca los "esfuerzos" que se están haciendo junto al Ministerio y la Confederación Hidrográfica y la "sensibilidad" de la ministra de Agricultura al haber iniciado ya la tramitación de un decreto de sequía para la cuenca del Duero.

La consejera mantiene un contacto "constante" con las organizaciones agrarias y ha anunciado que serán los consejos provinciales los que recaben información "puntual y permanente" para "tomar" las medidas "necesarias" en función de como evolucione la situación, que admite "comprometida" en diferentes cultivos. "Queremos ofrecer todos los mecanismos de apoyo que estén a nuestra disposición", ha continuado para matizar que se agilizarán los pagos de la PAC, se dará "más plazo" a las ayudas agroambientales, además de plantear junto con el Ministerio medidas de "beneficios fiscales", entre otros mecanismos.

Medidas que el mundo del campo espera ver cumplidas como reclaman que cese "el acoso que sufrimos con cada vez más normas, leyes y exigencias. La gente está muy caliente; encima de que no va a haber cosecha todo son imposiciones y restricciones como ahora lo del riego y los pozos" se queja Antonio Medina.