Como todas las romerías, el Cristo de San Esteban tiene su propia historia y leyenda. Según la tradición oral pasada de padres a hijos, de abuelos a nietos, la imagen era transportada en un carro tirado por bravos bueyes de la raza alistana desde Zamora a las Tierras de Aliste, donde iba a ser venerado. El problema surgió en que al llegar allí donde está su ermita, antes de cruzar el río Esla, el carruaje se paró y los bueyes fueron incapaces de dar un paso más. El Cristo se "Emberronó" y allí se quedó y se le construyó su santuario.

"La romería cambiará de fecha pero no de esencia ni de lugar: la supervivencia de las tradiciones está en manos de todos y dependen de la participación de los ciudadanos"