Los tendidos eléctricos que surcan el vuelo de Arribes del Duero siguen estando en el punto de mira, como puntos negros, a la hora de desarrollar los programas de conservación de la avifauna que es santo y seña del Parque Natural. Estos viales son más que tenidos en cuenta en el proyecto que se realiza en la actualidad, relacionado con el alimoche y el águila perdicera, por importe de 3.578.924 millones de euros, de los que 2.672.481 millones -el 74,67 %- son aportados por el Programa Life.

La Consejería de Fomento y Medio Ambiente resalta la importancia de "eliminar factores de mortalidad sobre las aves" y, en este aspecto, "las líneas eléctricas representan un factor de mortalidad, al colisionar contra los cables o por electrocución al posarse sobre los apoyos mal aislados o dimensionados". Añade que en Arribes "las líneas eléctricas, tanto de alta como de media tensión, son muy numerosas y suponen un factor de mortalidad preocupante por lo que se han establecido medidas destinadas a minimizar estos riesgos. Para ello, se están señalizando las líneas y se mejorarán los apoyos peligrosos para las aves. En algunos casos se ha previsto el desmantelamiento de la línea eléctrica cuando ya no esté en uso. Este es el caso del municipio de La Fregeneda, en la provincia de Salamanca". Es una corrección que Medio Ambiente e Iberdrola vienen acometiendo desde hace unos años, pero todavía con infraestructuras pendientes, así como en la zona lusa.

El proyecto de conservación del alimoche y águila perdicera, Life Rupis, es un proyecto de conservación transfronterizo con una duración de cuatro años (2015-2019), cofinanciado por la Unión Europea a través de fondos LIFE. El proyecto, que se desarrolla en territorio portugués y español en las áreas protegidas del Douro Internacional y pretende implementar acciones dirigidas a reforzar las poblaciones de alimoche ( Neophron percnopterus) y águila perdicera ( Aquila fasciata). En estos últimos meses se han llevado a cabo acciones de educación ambiental y de reducción de la mortalidad.

Medio Ambiente señala que "desde la puesta en marcha del proyecto transfronterizo Life Rupis se han desarrollado multitud de acciones a ambos lados de la frontera encaminadas a la reforzar las poblaciones de alimoche y águila perdicera".

Destaca la importancia de la educación ambiental dentro del proyecto Life Rupis, y para ello se ha diseñado un programa educativo dirigido a los colegios de los municipios del Parque Natural Arribes del Duero, que se está desarrollando durante los cursos 2016/2017 y 2017/2018. El proyecto comenzó el pasado mes de enero en el Colegio CEIP Pérez Villanueva de Barruecopardo y se ha desarrollado en los diferentes centros educativos zamoranos salmantinos integrados en el Parque Natural, donde ejerce como monitora Julia Sendín y María Casas.

Medio Ambiente subraya que "estas acciones tratan de sensibilizar, informar y concienciar a la población infantil y juvenil de estas áreas protegidas, de la importancia de estas especies y su relación con el territorio y sus habitantes. El programa educativo, que incluye muchas actividades en las aulas, llega con una metodología experimental y divertida en la que se priorizan las emociones y la creatividad frente a la información, buscando fomentar la participación y la integración en un proyecto comunitario y transfronterizo y aportar nuevas visiones de la relación entre fauna, espacios naturales y población local".

Los destinatarios son niños de la etapa de 1º a 6º de Educación Primaria y 1º y 2º de Educación Secundaria, ampliándose a Infantil en los CRA y en los colegios e institutos públicos del Parque Natural Arribes del Duero. En total, son 29 centros escolares y 700 alumnos, entre las provincias de Salamanca y Zamora.

El buitre negro ( Aegypius monachus) es otra de las especies que también se están beneficiando con las acciones del Life Rupis. En el año 2012, se estableció una pareja de buitre negro en la parte portuguesa de los cañones fronterizos del río Duero -Parque Natural de Arribes del Duero-Parque Natural do Douro Internacional-. Este hecho se consideró extraordinario por Medio Ambiente "ya que las distancias a las colonias conocidas de esta especie superaban los 97 kilómetros y daba esperanza sobre la colonización en estos espacios naturales tan singulares".

Esta pareja construyó ese mismo año un nido sobre un enebro colgado del arribe, pero no realizó puesta. Al año siguiente cambió a otro nido similar y realizó la primera puesta, pero no consiguió el nacimiento del polluelo. Ya desde 2014 la pareja logró sacar adelante un pollo cada año.

Al comienzo del seguimiento de fauna rupícola de este año, que se realiza coordinadamente por la Consejería de Fomento y Medio Ambiente y el Instituto da Conservação da Natureza e Forestas (ICNF portugués), se observó que el nido del buitre negro estaba ocupado por un buitre leonado ( Gyps fulvus). Este dato se consideró muy importante debido a la fuerte competencia por los espacios de nidificación en los cañones entre ambas especies. Finalmente, se ha comprobado que ambas especies habitan los dos nidos existentes.

El buitre negro es visto regularmente en el Duero-Douro, donde sobrevuelan grupos de cinco o seis individuos que visitan los muladares y las Zonas de Protección para la alimentación de especies necrófagas de interés comunitario. Para Medio Ambiente "la presencia de carroña en el campo de forma aleatoria y constante es una garantía para el mantenimiento de las especies carroñeras, entre los que además del buitre común, destacan el alimoche, buitre negro y el milano real, cuyas poblaciones son más vulnerables. Su papel en el mantenimiento del equilibrio ecológico de estos agrosistemas es fundamental".