Un manto de "polen de pino" alfombra estas fechas diversas superficies del Lago de Sanabria. Lejos de ser un vertido o residuo "supone un aporte de nutrientes para algas y plantas" que habitan en el cuenco fluvial según apunta el biólogo Javier Morales, uno de los investigadores implicados en el Programa de Seguimiento Limnológico Bianual intensivo del Lago de Sanabria.

Javier Morales señala que "el estudio de las diferentes fuentes de nutrientes que se incorporan a la dinámica ecológica del Lago, tanto de una forma directa por precipitación como indirecta a través de la escorrentía por la cuenca, es uno de los objetivos principales que tiene el Programa de Seguimiento". Es un trabajo que financia y coordina Confederación Hidrográfica del Duero durante 2016-17, y que cuenta con participación de personal científico-técnico de Universidades y Centros de Investigación públicos de España.

El investigador zamorano destaca que "la definición del estado ecológico de las masas naturales de agua es un proceso complejo que se fundamenta en un exigente método de seguimiento de varios elementos de calidad que son cuantificados de forma discreta a lo largo de campañas periódicas de monitorización". Respecto al lago sanabrés subraya que "dada su relevancia como único lago grande de origen glaciar en la península ibérica, requiere ser estudiado ahora de forma continua durante 24 mensualidades para completar las lagunas de conocimiento que existen y conocer la evolución de su ecología en respuesta a las distintas presiones que tiene en la actualidad".

Javier Morales indica, sobre el fenómeno que registra estas fechas el Lago de Sanabria, que "se trata de la llegada de polen de pino por vía aérea, en lo que se conoce como depósito atmosférico seco, desde lugares lejanos fuera de su cuenca hidrológica". Precisa que "estos minúsculos (su tamaño aproximado es de unas 85 micras) y livianos granos amarillos son transportados por el aire durante la fase de polinización; una etapa que se produce todos los años en el noroeste de España sobre finales de marzo y principios de abril de forma muy intensiva, aunque posteriormente se puede alargar durante más semanas con una liberación mucho menos intensa hasta mayo o junio".

Morales resalta que "el polen de pino tiene unas estructuras adaptadas a la flotabilidad (sacos aeríferos) que le sirven para la dispersión a través del aire a largas distancias. Una vez se depositan sobre la superficie del agua estos granos flotan durante un tiempo y quedan a merced de los vientos superficiales que dirigen su recorrido; a veces arremolinándolos en llamativas láminas brillantes sobre la superficie del centro del Lago, y en la mayoría de ocasiones, llevándolos hacia las orillas de las ensenadas donde quedan atrapados sobre los elementos del litoral formando un banda amarilla".

Pone de manifiesto el investigador que "las aglomeraciones que esta semana flotan por doquier en las orillas se corresponde en un 99,9% con polen de diversas especies de pinos, y en cantidades mínimas con la presencia de polen de árboles ribereños como los sauces. Poco a poco la mayoría se van pegando en el litoral y así quedan incorporadas en los suelos siendo un elemento fertilizante de las aguas someras. Otra pequeña fracción del polen se hunde poco a poco en la columna de agua y sus nutrientes serán incorporados a los sedimentos profundos mediante la acción bacteriana".

En cuento a su expansión por el cuenco "el polen se distribuye por todo el contorno del lago (más de 9 kilómetros de perímetro), con cierta preferencia en las ensenadas más protegidas, sobre todo en la parte suroeste. Tras un periodo de flotación en la superficie de la lámina de agua, es llevado por los vientos superficiales hacia las orillas, donde se acumula en una especie de pasta densa y de intenso color amarillo". Javier Morales expone que "esta masa de polen se incorpora así a la ecología de las orillas del Lago, siendo un importante aporte de nutrientes (sobre todo fósforo y calcio, y también carbono orgánico) que a través de la acción de los microorganismos quedan a disposición de las plantas y algas sumergidas en los sedimentos de zonas someras y suelos de orilla".

Apunta, además, que "su resistencia a la degradación por parte de las bacterias es notable, y de hecho es posible ver esta estrecha banda de color amarillo en los troncos y rocas de la orillas durante todo el verano, e incluso muchos meses después. Como es el caso del cálido y seco invierno 2016-17 que, al no haberse producido la inundación habitual de las orillas, se conserva todavía desde hace un año en no pocos troncos y rocas".

Para el biólogo "se plantea como un interrogante el origen de las partículas, dado que en la cuenca del lago no existen pinares y su presencia es muy escasa en un radio de hasta 8 kilómetros, aunque, en un radio de 25 y 75 si encontramos suficiente cantidad de pinares de monocultivo capaces de aportar tal cantidad de material". "Por el momento el origen concreto es una incógnita y ahora se están analizando las lecturas de intensidad y dirección predominante del viento en los días de finales de marzo y principios de abril cuando se ha producido la llegada masiva del polen, para conocer su procedencia. El Programa Bianual Intensivo cuenta con una estación meteorológica específica con capacidad además para medir el depósito seco y húmedo; y también se dispone de los datos de la estación que Endesa tiene en Puente Porto desde hace décadas. Los datos preliminares parecen relacionar los días de vientos superiores a 8 metros por segundo con direcciones predominantes del oeste y noroeste, lo que nos llevaría a concluir su origen en los pinares de Lugo y Ourense. No es descartable la aportación desde pinares de la Valdería (León), de la Carballeda y la Culebra (en Zamora) en otros momentos en que se han medido vientos predominantes del sur y sureste".

Valoración de presiones

"La llegada de polen y otros de partículas inertes y cenizas que se han producido durante los meses de trabajo, suponen un importante aporte de elementos nutritivos para las algas y plantas sumergidas que habitan las aguas del Lago y que se suman a otras presiones directas desde la cuenca" argumenta Morales. Es partidario de que la sociedad conozca "este suceso primaveral puesto que anteriores episodios del fenómeno supusieron una tergiversación intencionada de la realidad que pretendía confundir este depósito de polen con un falso vertido sin depurar hacia el Lago; y que repercutió en una innecesaria e irreal mala imagen negativa para el Lago y su entorno".

El biólogo expresa que "todas estas presiones están siendo valoradas y cuantificadas para poder establecer el contexto global que pueda explicar el funcionamiento actual del Lago y predecir su evolución ecológica en la próxima década si no se corrigen sus efectos negativos".