Si hubiera que imaginarse quién sería el primer sanabrés en ponerse a la sombra del Everest habría muy pocos nombres a elegir. Daniel Boyano Sotillo, uno de los impulsores del club de montañismo de Sanabria, ha finalizado seis meses de estudio en la Cordillera del Himalaya, participando en un proyecto de investigación de varias universidades, financiado por el Instituto de Montañismo del Himalaya. El proyecto se ha prolongado desde el mes de octubre del pasado año hasta marzo, en que regresó a Puebla de Sanabria.

El investigador sanabrés, licenciado en Geografía por la Universidad Complutense de Madrid, realizó varias expediciones por la India y Nepal dentro del proyecto de investigación para identificar "los servicios ecosistémicos de los glaciares de 8.000 metros del Himalaya", y de manera especial el uso de las reservas de agua procedentes de los glaciares. En sus expediciones de investigación ha recorrido el Kanchenjunga -la tercera montaña más alta en la frontera entre Nepal e India- y las montañas nepalís de Makalu, Everest, Lhotse, Cho Oyu, Manaslu, Annapurna y Dhaulagiri. En territorio tibetano, el Shisha Pangma.

Esos usos abarcan la energía, producción de partos, agua potable, en el cultivo de plantas, la biodiversidad y la formación de microclimas alrededor de los glaciares con una biodiversidad diferenciada.

En tres ocasiones la zona del Everest, dos por Nepal y una por Tibet. Boyano se encontró con el monte Everest desde los 7.161 metros del monte Pumori, la montaña situada en frente de la cumbre más alta de la Tierra. Además de Pumori, hizo cumbre en Kang Taiga (6.782 metros), Mera Peak (6.476 metros) e Island Peak (6.148).

En su trabajo de campo realizó numerosas entrevistas entre la población de la cordillera, que en su descripción oral corroboraban que los "glaciares están en retroceso en los últimos 50 años, pero de manera más grave en las dos últimas décadas".

Comunidades aisladas

Los pueblos de estas regiones daban muchos usos al hielo para la conservación y ahora tienen que recorrer trayectos más largos para extraerlo. Los pueblos del Himalaya no viven del turismo, sino de las actividades tradicionales como "la extracción de sal -además del hielo- la leche de yack, de minihuertos con cultivos de temporada, son pueblos autosuficientes". La persona más mayor que entrevistó "era una mujer de 97 años, pero hay muchas personas con 80 años, un indicativo de que la salud es buena. Son comunidades que viven aisladas y es muy difícil tener atención médica si enferman". Boyano ha recogido muestras de plantas con usos medicinales y rituales. Para hacer las entrevistas utilizaba dos traductores, uno de la etnia local al nepalí o tibetano y al inglés.

Son comunidades locales aisladas con muchos problemas de comunicación, no hay carreteras y a menudo hay que andar por veredas. En las zonas del Annapurna y el Everest sí hay ingresos por el turismo, donde se aprovechan las dos temporadas de octubre a noviembre y de abril a mayo. Los serpas trabajan de porteadores o guías para las expediciones de alta montaña que requieren permisos especiales "es un negocio que es caro". El resto de etnias puede sobrevivir como porteadores o guías de media montaña, mucho más asequible

La despoblación no afecta a estas comunidades aunque ya se produce un cierto movimiento migratorio estacional de la zona del Everest, donde hay más poder adquisitivo por el turismo entre la etnia de los serpas -una de las principales etnias locales- que adquieren casas en Kadmandú, la capital de Nepal, donde mandan a sus hijos a pasar los peores meses.

Más importante que el Everest para estos pueblos de religión budista e hindúes es el monte Kailas, en la cadena montañosa de Gangdise, en el Tibet. En esta montaña residen el dios hindú de la destrucción, Shivá; y para los budistas el hogar del buda Demchok. Boyano subraya el contraste cultural entre occidente y esta región de Asia, donde residen más de 1.300 millones de personas. Daniel Boyano pudo participar en una ceremonia budista con el actual Dalay Lama, Tenzin Gyatso, en McLeod.

En lo profesional reconoce que los glaciares "aportan muchos recursos a los comunidades locales con el peligro que supone su retroceso". En lo personal su deseo es "volver" y no descarta ascender al Everest para lo que se da un plazo de varios años.