El ganado ovino, base del sector más importante de la economía de la provincia, no cotizaba en la Lonja Agropecuaria de Zamora la pasada semana, y es probable que tampoco lo haga mañana debido a que la caída del precio en origen del lechazo hasta mínimos muy por debajo de su rentabilidad ha llevado al desencuentro total entre productores e industria.

Desencuentro que se escenificaba en Villalpando durante la última mesa de negociación que reúne cada dos semanas a representantes de las cooperativas agropecuarias y a los operadores que compran el ganado para su sacrificio, en la que cada parte expone su situación y se negocia un precio orientativo con la ayuda de un mediador, aunque es el precio que se establece los martes en la lonja de Zamora el que se utiliza como referencia para la compra-venta. Pasadas las Navidades, en la tercera semana de enero el lechazo de menos de 11 kilogramos se desplomaba hasta los 3 euros por kilogramo en la Lonja de Zamora, el más bajo de toda Castilla y León, pues aún en febrero la misma categoría cotizaba a 3,20 en León y hasta a 3,65 en Salamanca, sin embargo el "plante" de los productores zamoranos llegaba cuando la industria intentó apretar aún más la tuerca para sacarles otro 10%.

Si en la anterior reunión el precio había quedado en 3,10 euros -10 céntimos más que en la lonja zamorana-, los operadores se sentaban a la última mesa, convocada a finales de febrero, exigiendo bajar hasta los 2,80. Según relata una de las personas presentes, las cooperativas estaban dispuestas a aceptar tres euros, pero ante la insistencia de la industria todas acabarían abandonando la sala y se plantean no presentarse a la próxima mesa, en teoría programada para el viernes próximo. A estas reuniones suelen acudir, por parte de la producción, representantes de Cobadú, del Consorcio de Promoción del Ovino, de Asovino y de otras tres cooperativas leonesas.

A pesar de que el propósito de estas mesas con mediadores es evitar los abusos y lograr un mejor reparto en la cadena de valor, los productores advierten que la industria no actúa con transparencia, pues "pintan el mercado fatal, parece que se nos va a caer el cielo encima, y luego resulta que sí se necesita lechazo de Castilla y León porque se dedican a ir de puerta en puerta", denuncian en referencia a tratantes que visitan distintas explotaciones buscando más corderos para comprar.

El sector ganadero vive con mezcla de preocupación e indignación esta situación de indefensión, que se suma a las pérdidas acarreadas durante todo un año en el que la industria quesera logró mantener unos precios de la leche de oveja muy bajos aprovechando la liberalización del mercado de leche de vaca. Ahora, los granjeros se ven obligados a vender corderos de diez kilos a 30 euros "que no dan para pagar este trabajo" pero es lo que marca la Lonja de Zamora, que para mayor perjuicio de los ganaderos se sitúa por sistema 10 o 20 céntimos por debajo de las cantidades acordadas en la mesa de precios de Villalpando sin que nadie sepa explicar por qué. Por eso estos días esperan que el lechazo vuelva a cotizar al alza como el agricultor espera la lluvia en invierno.

Los ganaderos zamoranos no entienden cómo son los que menos dinero perciben por los corderos en una provincia que en gran medida aún conserva el pastoreo y que "produce el mejor lechazo de Europa". La Junta de Castilla y León insiste en la necesidad de concentrar la producción en grandes cooperativas para ganar poder de negociación, lo dijo Juan Vicente Herrera durante su última visita a la provincia para mostrar su apoyo al sector ovino, pero a la luz de lo acontecido en las últimas mesas de negociación de Villalpando parece que ni siquiera gigantes ganaderos como el Consorcio son capaces de ganar el pulso a la industria.

El relevo generacional es la otra gran preocupación de los ganaderos, aquellos de mayor edad en muchos casos encuentran dificultad para traspasar las explotaciones o vender sus ovejas antes de jubilarse. "Con estos precios, ¿quién se va a plantear dedicarse al ovino en esta provincia?", reflexiona un veterano pastor. Lo que es seguro es lo extraño que resulta el mero hecho de que el lechazo haya dejado de aparecer en los marcadores de la lonja de la provincia que cuenta con la mayor cabaña de ovino de todo el país.