Días de color, alegría y música, de reencuentros entre amigos y de noches en pie. En cada rincón de la provincia se vive una explosión festiva por el carnaval cuyos ecos aún suenan tras el fin de semana, y perdurarán hasta que mañana se entierre la sardina. Los propios vecinos son quienes, en la mayoría de los pueblos, animan el ambiente sacando a la calle unos disfraces elaborados en casa con tanta imaginación como maña para convertirse en personajes de la cultura popular, figuras históricas o simplemente cambiar de profesión o de género.

Las calles se convierten así en locos escenarios donde se descubren los trajes ideados por los demás y donde las creaciones y las vivencias se hacen eternas en multitud de fotografías, como sucede en la Plaza Mayor de Alcañices, convertida en un popurrí de colores por los niños y mayores que estos días se han querido disfrazar, o la de Villabuena del Puente, donde los más pequeños y sus mamás se lo pasaban en grande convertidos en peludos animalitos. En muchos casos las charangas también cambian sus uniformes para sumar su música al carnaval, como en el desfile que recorría Villalpando el pasado sábado.

En otras localidades son los bares los que acogen fiestas de disfraces para niños y para mayores, es el caso de Villamayor de Campos, con una elevada participación de vecinos de todas las edades.