José Barrueso Franco ha vivido unas experiencias tan marcadas con el lobo que ha decidido dar el paso e incrementar su faceta de profesor con la de escritor.

-¿Por qué un libro de lobos?

-Quería hacer un libro diferente que fuera fácil de leer, fácil de entender, que cualquiera que no tuviera ni idea ni del lobo ni de naturaleza pudiera leer sin problema. Y a la vez que contenía todo eso que no tuviera la estructura típica de un libro de lobos. La mayoría de los libros de lobos empiezan con la biología, la etología? muy científico. Quería hacer un libro que pudiera llegar a más gente, que cualquiera que lo leyera lo entendiera. Tengo un blog de naturaleza donde ponía muchas cosas del lobo, pero llegó un momento en que pensé "esto se pierde aquí". Remodelé el contenido y añadí más fotos y lo distribuí en cinco bloques.

-Es una búsqueda de acercamiento a la lectura?

-Con esa manera de dividirlo puedes leerlo como quieras. Te permite leer como quieras, si te apetece leer dos historias de comportamiento o una sobre alimentación. Cuando has leído este libro tienes una idea clara de lo que hace un lobo en su vida diaria, desde que están en celo, que la loba queda preñada? qué hacen los cachorros y hasta hay un capítulo de un lobo muy viejo.

-¿Cuántas horas de observación?

-Muchísimas. Todas las observaciones del libro son en la provincia de Zamora, no solo de Sanabria y la Sierra de la Culebra. Hay algunas observaciones muy cerquita de Zamora, pero la mayoría son entre Sanabria y la Culebra. Son observaciones de los últimos ocho años. Hay alguna anterior en la que cuento la primera vez que vi un lobo.

-¿Cómo fue esa primera vez?

-Tendría siete u ocho años y nos pasábamos todo el verano en el Lago de Sanabria. Mi padre cogía un mes de vacaciones y estaba allí el mes. El mes que no estaba nos dejaba la tienda de campaña montada a mi madre, a mi hermano y a mí. El último día de vacaciones, sería a finales de agosto, en la carretera de Galende, en una curva muy cerrada a la izquierda pasado Pedrazales. Ahí paró mi padre el coche y nos dijo: "¡mirad, eso es un lobo!". Cruzó por la carretera y subió por el camino. Se quedó parado mirándonos y siguió.

-Has dedicado también muchas horas a educar en los campamentos, a los niños de Zamora, de Sanabria?

-Sí. Este libro es una manera de hacer educación ambiental. Un niño lo puede leer y lo va a entender perfectamente. Estás haciendo una educación ambiental, estás trasmitiendo unos valores sobre un animal que tenemos aquí, del que tenemos que estar orgulloso y que es mítico, con todos los problemas que tiene. Es un animal con sus cosas buenas y sus cosas malas, no entro en extremismos ni de un lado ni de otro. Es un animal que tiene una vida de la que desconocemos muchas cosas. Si un niño puede entenderlo, lo va a valorar y lo va a respetar. Todos los extremos son malos. Tanto por un lado como por el otro hay extremistas. Hasta que no se pongan de acuerdo en un punto medio, y cedan las dos partes es muy difícil llegar a un acuerdo. Pero no quiero hablar de eso, quiero hablar del lobo.

-Hablemos de su libro, pues ¿Qué tiene la mirada del lobo?

¡Uf! La mirada del lobo es algo muy especial. Antiguamente cuando iban por el monte y le salía un lobo se le iluminaban los ojos, era como el demonio. Cuando ves la mirada de cerca, a pleno día, a tres metros de distancia notas un cosquilleo muy especial. No puedes dejar de mirarlo hasta que él no quita la mirada tú sigues mirando absorto. A veces me ha pasado que te quedas mirando con la cámara en la mano y no haces ni una sola foto. No puedes hacer una foto, lo estás mirando, y cuando se va ¡Ay, si no le he hecho una foto!. Es una mirada muy penetrante y profunda.

-Es desafiante

-Depende. Hay veces que te mira y tú notas que te está evaluando. ¿Quién eres? ¿Qué estás haciendo aquí? Otras veces te chocas con él y te pregunta ¿qué haces aquí, este es mi sitio. Tu vienes a verme a mí, pero soy yo el que te está mirando?. Las miradas son profundas. Los abuelos decían que la mirada del lobo te helaba la sangre. Te quedas paralizada.

-¿Alguna situación curiosa protagonizada por un lobo que hayas vivido?

-Estaba haciéndole foto a un milano, desde dentro del coche. Según estaba mirando por el objetivo de la cámara, estoy enfocando al milano y pasa por detrás un lobo. Me dejó tan sorprendido que bajé la cámara y me quedé mirando. Luego me di cuenta que no le había hecho la foto, y hice una pero ya de lejos, pasando por detrás del milano. Otra vez venía conduciendo por una autovía de Zamora y me pasó un lobo por encima del puente. Bajé la velocidad y fui mirando. Otro día estaba toda la familia merendando en una finca, cerquita de Zamora. Estábamos tranquilamente cuando digo pero si eso es un lobo y pasa delante de nosotros. Hablo de una situación típica de campo, con la mesa y las sillas merendando el chorizo y la tortilla de patata. Hasta mi sobrina, que tendría 3 o 4 años, empezó a decir que era un perro.

-¿Qué opinas de la moda de ir a ver al lobo?

-Es un tema delicado. Hablamos del turismo lobero en la Sierra de la Culebra, que puede ser beneficioso para la zona. Puede ser una vía, un punto de arranque que dinamice o que ayude a la gente que vive allí. Ahora hay bares, restaurantes, gasolineras, tiendas que muchísimos días al año se mantienen con la gente que viene a ver al lobo o un día berrea. Tiene que estar controlado, no puedes hacer lo que tú quieras, donde quieras. Hay ciertas zonas de la Sierra de la Culebra que son públicas que va la gente que tiene empresas, grupos de gentes. Hay una serie de condiciones y comportamientos que todo el mundo tiene que tener. No puedes hacer jaleo, hablar alto, moverte por la pista, no vas a conseguir nada. Normalmente le dicen a la gente cómo tienen que comportarse para estar integrados y permanecer lo más tranquilo posible. Vienen muchos extranjeros, alemanes, belgas, americanos, ingleses, franceses. Es un turismo que mueve mucho dinero. Es un animal que atrae mucho, para bien y para mal.