Villaralbo sacó ayer a la calle la imagen de Santa Águeda recién restaurada por la Cofradía y cuya autoría se atribuye a Ramón Álvarez. El grupo de aguederas de Villaralbo mantiene un ritual parecido a otras asociaciones de mujeres rurales que disfrutan y honran a la mártir siciliana cada 5 de febrero. Si bien en este pueblo, es muy característico del atuendo de las damas, los mantones de manila que portan en diferentes colores. El domingo, pese al intenso frío y al viento que rugía de mañana, las aguederas rindieron devoción a la Santa con la misa y la procesión que recorría las arterias centrales del pueblo, mientras que por la tarde se ofrecía un refresco, al que convidaba la mayordoma de este año, Montse Montalvo.

La pedida de la miaja, el chocolate con churros y por supuesto, los bailes, el buen humor, la picaresca de las canciones y las comidas de hermandad se multiplicaban ayer en la comarca de Tierra del Vino.

Era el caso, por ejemplo, de las aguederas de Madridanos, que pillaban desde por la mañana el bastón de mando de un programa de actividades que se mantiene de un año para otro en una fecha que sirve para estrechar los lazos amistad entre las residentes en el pueblo y las que por razones laborales o familiares han tenido que marchar fuera y procuran cumplir con la cita anual, acudiendo puntualmente a este encuentro en clave femenina.

En Morales del Vino, las aguederas, coincidiendo con la misa dominical, postergaron la procesión hasta acabada la liturgia, y a la que le seguía también el vermut al que convidaban las mayordomas , y la pedida de la miaja, que como es costumbre en este pueblo, consiste en la entrega de castañas cocidas con anises, que entregaban a todo aquél que se animaba a hacer su aportación a la fiesta. La música a ritmo de flauta, dulzaina y tamboril animaba el ambiente festivo.