Barjacoba, que pertenece al Ayuntamiento de Pías en la Alta Sanabria, es el pueblo de la provincia de Zamora situado a mayor altitud (1.243 metros). La lengua que se habla es el gallego, aunque con ciertos rasgos peculiares reflejados en el estudio "El habla de Barjacoba" realizado por Eleuterio Carracedo Arroyo en la Universidad de Salamanca en 1976. Barjacoba, igual que Porto y Pías, perteneció, desde principios del siglo XII hasta el año 1873, a la Orden militar y religiosa de Santiago (Encomienda de Castrotorafe y Priorato de San Marcos). Además de la impresionante belleza paisajística de este pueblo, lo más característico es el curro de los lobos, una singular trampa para estos cánidos, que debería ser declarada Bien de Interés Cultural como una muestra etnográfica más de Castilla y León.

Las vacas sanabresas, las cabras, las ovejas churras (en verano también las merinas) y los caballos han poblado desde antiguo los montes de Barjacoba. Como el lobo acechaba al ganado los pastores se veían obligados a cuidarlo por turnos, ya que "ganado mal guardado, más es del lobo que de su amo". Hoy en día apenas queda un centenar de vacas en el pueblo pero el lobo sigue estando presente: el autor de este artículo ha visto este animal en la sierra de Barjacoba y ha oído sus aullidos en más de una ocasión.

Repartidos por toda la sierra de Barjacoba existían chozos, con paredes de piedra y techo de palos y terrones, que servían de refugio a los ganaderos y pastores resignados a dormir en la sierra para vigilar su ganado. Todos estos chozos están actualmente en ruinas al igual que los molinos de agua, sin que ninguna institución pública se haya preocupado de restaurar un patrimonio que forma parte del acerbo cultural de Sanabria.

Los perros y las varas de avellano evitaron con frecuencia los ataques del lobo, animal emblemático de estas tierras, que ha dejado una profunda huella en nuestra cultura manifestada en canciones, refranes, cuentos y leyendas. Como por ejemplo, el aforismo que advierte de que "hace más el lobo callando que el perro ladrando".

En gallego la palaba "curro" significa corral o redil donde se guardaba el ganado en los montes. El "curro dos lobos", igual que el "cortello dos lobos" de Lubián, son dos trampas similares que atraen la atención desde que se dieron a conocer por los medios de comunicación. Se trata en ambos casos de un muro cilíndrico de piedra de unos tres metros de altura y de aproximadamente cuarenta metros de diámetro, rematado con grandes piedras planas inclinadas hacia el interior con la finalidad de evitar que el lobo, una vez dentro, pueda escapar. En el centro del curro se eleva un montículo, con la parte superior achatada, cuya pendiente disminuye conforme se va acercando al muro de piedra. El objetivo de dicho montículo era facilitar la entrada del cánido. El muro está construido en mampostería sin argamasa, con piedras transportadas y colocadas por los propios pastores desde hace varios siglos. Tanto el curro como el cortello han sido incluidos en el Plan de Patrimonio Etnológico Regional el año 2008, y en las Cortes de Castilla y León se les ha propuesto varias veces para ser declarados Bien de Interés Cultural.

Al curro se llega a través del camino de piedras de la Sirga. Este sendero tradicional, que parte de Barjacoba, era transitado por carros, tirados por vacas, portadores de hierba, leña, centeno o abono. En su empedrado, como mudos testigos, todavía se conservan los surcos que dejó tanto transporte a lo largo de la historia. Nada más salir del pueblo se encuentra la fuente del "Pozaco", un claro ejemplo de arquitectura auxiliar que todavía sirve de abrevadero para el ganado. Más adelante, en la llamada "Petada Grande", podemos ver los prados de "la Veiga". También es posible observar las ruinas de los centenarios molinos de agua situados junto al rio Barjacoba, o las cruces de madera "o Cabezo" y de la "Marta", que forman parte de un conjunto ubicado en los montes que bordean este pueblo. Dichas cruces son un signo de religiosidad y de protección para las personas y ganado, a la vez que sirven como referencia para orientarse en el monte. Oculta por el monte "O Cabezo" se halla la laguna de Ferbenza, una de las muchas lagunas de origen glacial que existen en Sanabria. Nos rodea un paisaje con las laderas de los montes cubiertas de robles (rebolos), abedules, avellanos y matorrales (piornos, urces, xiestas y urdivellas).

Al final del trayecto, solitario y en medio de una encrucijada de caminos, nos aguarda el curro de los lobos. La longitud del trecho es de unos 900 metros en moderada pendiente que cuesta recorrer andando 30 minutos aproximadamente. Está jalonado por varios carteles informativos, algunos de ellos ya deteriorados por las inclemencias del duro clima sanabrés. Desde lo alto se pueden apreciar unas espectaculares vistas de la sierra de Barjacoba, Pías, Porto y Ourense.

El curro de los lobos es una trampa preparada para capturar dicho animal. Los vecinos encerraban como presa una cabra o una oveja dentro de él para que el lobo saltase a su interior. Una vez dentro, el cánido no podía salir. Se lo impedían la altura y la disposición inclinada de la fila superior de piedras del muro. Cuando era descubierto, se avisaba a toque de campana a todos los vecinos, quienes lo torturaban con palos, piedras y herramientas, para exhibirlo después por el pueblo y las aldeas vecinas a modo de petición de recompensa por su captura.

A partir de mediados del siglo pasado se redujo el número de lobos, lo mismo que la población y el ganado de las aldeas sanabresas, con lo cual el curro de los lobos cayó en desuso. El mayor reconocimiento para una trampa tan ingeniosa sería su declaración como Bien de Interés Cultural.