La estrofa de Argimiro Crespo Pérez "Campesino no te vayas de Sanabria" enmudeció ayer tras el fallecimiento del folclorista y romancero de la comarca sanabresa, nacido en 1921 en Codesal, orgulloso de su condición de carballés y poeta.

Sus restos mortales serán inhumados hoy a las cinco y media en su pueblo natal, tras su traslado desde Madrid, donde residía en los últimos años cuidado por sus hijos convaleciente de una larga enfermedad.

Su último acto público fue precisamente hace casi tres años en el homenaje que le tributaron sus vecinos y la asociación Cultural Raíces, donde recibió una placa en reconocimiento a su legado cultural, germen del museo Etnográfico con sede en Codesal, donde en innumerables ocasiones ejerció de guía a visitantes y estudiosos. El destino ha querido unir el tramo final de su camino con su hermano Eloy Crespo Pérez, de 91 años, fallecido el pasado sábado.

Sus libros como "Memorias y leyendas", "Cartas a Minerva" ó "El sauce llorón" reflejan el legado de la tradición oral recogida de padres y abuelos, y sus innumerables caminos como arriero, vendedor y conocedor de las rutas del contrabando de posguerra desde Portugal.

El escritor Eusebio Rodríguez, que trazó un semblante de Argimiro Crespo en su obra "La Carballeda, pueblos y Gentes", destacó su contribución a la cultura popular de estas tierras, a su difusión oral, además de contar con una memoria prodigiosa.

La "Ronda de Carballeda" es el himno carballés modero que precisamente fue obra en su totalidad, música y letra, de este ilustre hijo de Codesal.

Referente obligado para la recopilación del folclore musicólogos e etnógrafos como Miguel Manzano y Alberto Jambrina y del Consorcio para el Fomento Musical aportó letras tradicionales, e incluso el perdido baile de palos, que llegó a estrenar en alguna fiesta de verano en Codesal.

En su repertorio no faltan cuentos de los arrieros que paraban en la fonda de su abuela, en Padornelo.

Tras su jubilación en la tienda de sus padres donde nació y creció, dedicó muchas horas a recopilar piezas y a explicar los trabajos del lino, referente de aquellas tareas fatigosas del campo. Argimiro Crespo ha dejado un legado de humanidad sobresaliente por su compromiso con la cultura y el registro de las tradiciones.

El último de los juglares que conocían los romances reposará bajo el Roble del cementerio de Codesal, del que tantas veces habló en su leyenda, y al que ahora escuchará.