Un incendio declarado en el edificio de la antigua iglesia evangélica de Tábara destruyó el interior de la primera planta, habitada por una persona. Poco antes de las diez de la mañana una llamativa humareda cubrió buena parte del pueblo y alertó a los vecinos, que en seguida se percataron de que moraba un hombre, N. A. V. de 74 años, que intentó por sí mismo apagar el incendio, llegando a resistirse a salir.

Pero las llamas alcanzaban cada vez más dimensiones y una persona acudió en su auxilio hasta que logró que el hombre saliera, ya con el pelo un poco chamuscado y aturdido por el humo que inhaló. De hecho fue atendido por los servicios médicos de Tábara para ser después dado de alta.

Aunque los vecinos avisaron rápidamente a los bomberos, mientras llegaban actuó el alguacil del pueblo con un camión autobomba intentado apagar las llamas. También acudieron dotaciones de la Guardia Civil y en seguida se personaron dos vehículos con tres profesionales del parque de Rionegro del Puente, que permanecieron en la zona a lo largo de toda la mañana, hasta cerca de las dos de la tarde, cuando ya se dio por extinguido el incendio en el edificio de la calle Vistahermosa de Tábara.

Las primeras hipótesis apuntan a una estufa de leña como causa del fuego, que se propagó con rapidez debido a la cantidad de material de todo tipo que acumulaba N. A. V. en la casa. Esa fue la principal dificultad que se encontraron los bomberos para controlar las llamas. De hecho, tuvieron que sacar por una ventana gran cantidad de cachivaches y material apilado, además de ropa, colchones, plásticos, muebles viejos, cajas y voluminosas bolsas, además de madera y piñas para atizar la estufa. Todo ello quedó recogido y cerrado por una alambrada al lado del edificio. Un polvorín que solo ayudaba a propagar el incendio en la planta superior de la antigua iglesia evangélica, quedando prácticamente calcinada.

Aunque ya no está operativa, todo el mundo identifica el edificio como iglesia evangélica, desde que hace años llegó a funcionar como centro de culto de los evangelistas que venían incluso de algunos pueblos de la zona y Benavente. El propio N. A. V. fue el promotor de esta iglesia que aunque ya no está operativa mantiene el letrero a la puerta y, como confirman fuentes vecinales, el morador continuaba con su idea de crear un centro religioso y al parecer estaba construyendo una iglesia evangélica de piedra.

Le califican como una persona "enigmática, que vive en su mundo" y que ahora, con el descubrimiento de tanto material acumulado en casa, podría padecer el "síndrome de Diógenes". El fuego dejó la vivienda inhabitable.