¡Oh glorioso San Antón!/ en este pueblo querido/ perdónanos nuestras culpas/ que en el año cometimos". Monfarracinos ha vuelto a renovar la tradición en honor a San Antón, patrón de los animales. Tras la petición de aguinaldo ayer por la tarde a cargo de los ocho quintos que este año protagonizan la fiesta, esta mañana la puerta de la iglesia ha sido el escenario de las tradicionales relaciones, donde los jóvenes exponen los avatares ocurridos a los largo del año, tanto fuera como dentro de las fronteras de Monfarracinos.

El inquieto burro Micaeolo ha actuado como "padrino" de la juventud e inseparable compañero en su recorrido por las calles y en las relaciones a la puerta del templo. Una vez recitadas se ha producido la bendición de los animales, "de dos y cuatro patas", para proceder después a la procesión y la misa.

Otro de los momentos clave de la fiesta es la subasta de las ofrendas presentadas por los vecinos. El dinero recaudado por los quintos es entregado a la parroquia para afrontar gastos, entre ellos la calefacción.