Abejera de Tábara dio al bienvenida al Año Nuevo rememorando añejas tradiciones a través de la peculiar y ancestral mascarada de invierno de los cencerrones, donde los malignos y los benignos personajes, alternan y complementan entre si penas y alegrías, danzas y peleas, miedo y a la vez buenos deseos. El acogedor pueblo, asentado entre la las sierras de Sesnández y Valer, se mantuvo fiel a la tradición reviviendo los rituales en la plaza de la iglesia de La Natividad.

Alvaro Andrés fue el encargado de encarnar al mítico Cencerrón un diabólico personajes que cautiva con sus tenazas de escalera, abriéndose y cerrándose, hasta coger su presa con los cuernos de cabra. Su compañera de aventuras fue, la filandorra, interpretada por Michael Blanco, esparciendo "cernada" (ceniza) a diestro y siniestro.

El resto de personajes cobraron vida gracias a Beatriz Gallego (pobre), Jesús Casado (molacillo), David Gallego (ciego), Mónica Casado (galán) y Adrián Rodríguez (gitano).

Antaño Tenían preferencia para elegir personaje los mozos que durante e año anterior habían portado durante el Ofertorio el "Medallón de la Paz" y la "Cesta de Pan Bendito". Cuando el año caminaba a su fin los mozos se reunían y distribuían los personajes, manteniéndose e secreto hasta el día de Año Nuevo.

Antaño una de las peculiaridades del cencerrón era su tenebrosa indumentaria: careta con cuernos de macho cabrío, barbas de chivo, a la espalda piel de Perro Bardino (Lobo) y pantalón de negra pana con rabo de cánido.