La muerte de Manuel Moya Hernández, de 65 años y actualmente vicepresidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Arribes, ha conmocionado a Fermoselle. Falleció ayer de una forma inesperada y tras pasar parte de la jornada liado en la recogida de aceituna, al igual que buena parte de sus convecinos en estas fechas invernales.

Trasladado con urgencia al Centro de Salud de Bermillo, todo cuanto fue «humanamente» posible hacer por salvarle resultó en vano. «Cuando me comunicaron su muerte quedé en un estado shock. Era algo que nadie se creía» expresó ayer el alcalde, el popular Alejandro Fermoselle, todavía conmovido por la pérdida de un hombre a quien le unía una amistad y una cercanía. Fuentes locales afirman que se sintió mal, «que no podía respirar», y todo lo demás vino sin poder cambiar el destino.

Moya era una persona visible en la villa porque, salvo que circunstancias de fuerza mayor se impidieran, todos los días del año pisaba la Plaza Mayor. Enraizado al pueblo arribeño en cuerpo y alma, pasó los últimos lustros de su vida defendiendo y promocionando la identidad y los valores de Fermoselle y de Arribes. Es una labor que realizó con temple sereno, acorde a sus capacidades y desde los diferentes cargos que desempeñó, siempre con humilde actitud.

Calificado de hombre «bueno», vivía tranquilo pero con inquietudes. Estás le llevaron a ocupar el puestos relevantes como presidente de la Asociación «Vino de la Tierra Arribes del Duero», primero, y de la Denominación de Origen Arribes hasta el octubre de 2013, que pasó a detentar el cargo de vicepresidente.

También presidió la Cooperativa Virgen de la Bandera, de Fermoselle, durante casi una década, hasta dio el relevo a Agustín Cortés, en julio de 2001, para dedicarse con mayor empeño a la Asociación vitícola, que perseguía en todos los frentes hacer realidad el sueño de la Denominación de Origen. «La comarca se merece este reconocimiento» afirmaba. Este logro llegó por fin en julio de 2007. El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Arribes expresó ayer «sentirse consternado y lamentar la muerte de una persona que, sin duda, ha hecho historia en los vinos de esta Denominación Origen».

Igualmente ejerció la vida política municipal en las filas del Partido Popular en la legislatura de 1995 a 1999. Entonces, y para sorpresa de no pocos, marcó diferencias presentándose a la Alcaldía por Unión Centrista, cosechando un aparatoso revés. Ni siquiera salió concejal. Sin embargo, en la siguiente legislatura fue nuevamente reintegrado por el PP y desempeñó el cargo de edil responsable de Urbanismo.

Buscó el progreso de Fermoselle realzando especialmente sus recursos agrarios. Impulsó la modernización de las instalaciones de la almazara, dejando parar la historia la lenta molturación de oliva con anticuados sistemas, y siendo presidente la Cooperativa Virgen de la Bandera también promovió la comercialización del producto con el correspondiente etiquetado. Vio cumplido el viejo deseo de conseguir la Denominación de Origen Arribes para el vino. Sin embargo, se ha ido con la espina de no ver con sus ojos la concentración parcelaria en un municipio que persigue esta transformación desde hace más de veinte años. «Es la vía para sacar el campo del atolladero» expresaba, y lo hacía convencido de que «los buenos caminos» traerían la solución a uno de los grandes problemas actuales: el abandono de las fincas y de los aprovechamientos. El turismo era otro aliciente de sus desvelo. «Hay que ofrecerle productos de calidad y Fermoselle lo tiene prácticamente todo» afirmaba.

La misa de funeral es mañana a las 10.30 en la iglesia de la Asunción de Fermoselle