La ejecución de las obras de la estación depuradora de Castro, que dará servicio a El Puente y los núcleos urbanos del río Truchas, se ha intensificado en las últimas semanas, con la construcción de los dos depósitos principales, contemplados en el proyecto de estación depuradora de aguas residuales de El Puente y emisario de Cobreros con emisiones cero.

Esta planta de aguas residuales urbanas funcionará mediante el sistema biológico de fangos activos y aireación prolongada, sistema utilizado habitualmente para este tipo de municipios con una población estimada de 7.000 habitantes equivalentes, con una capacidad de tratamiento de 1.680 metros cúbicos al día. Se ha estimado un incremento de población estacional del 400% sobre la población residente en invierno.

La Sociedad Pública de Infraestructuras y Medio Ambiente sacó a concurso la obra, en octubre de 2015, con un presupuesto base de licitación de 3,8 millones de euros.

La obra se ejecuta con dos líneas paralelas de tratamiento cuyo funcionamiento se puede sumar, e incrementar la capacidad de tratamiento de acuerdo a los diferentes caudales del invierno y el verano. Este sistema permite adaptar los niveles de depuración en consonancia con la población de acuerdo a los dos periodos de desigual demanda y claramente diferenciados. Esta característica incorporada en estas instalaciones busca solucionar el problema de la elevada estacionalidad de población que soporta esta comarca y que constituye una de las principales dificultades de operación del resto de depuradoras existentes en la comarca.

Esta depuradora dará servicio a las localidades de Cubelo, Illanes, Rabanillo y el Puente de Sanabria, además de las poblaciones vertiente del río Truchas del municipio de Cobreros. El único núcleo que no se va a beneficiar de la depuración de sus aguas es la pedanía de Castro, donde se han ocupado los terrenos y donde se aplicarán las prohibiciones que lleva aparejada la declaración de utilidad pública y las limitaciones por el derecho de servidumbre.

La canalización de la conducción, que va enterrada, lleva aparejada una servidumbre permanente de acueducto a lo largo del trazado, de una anchura de 5 metros centrados en relación a su eje.

La servidumbre supone la prohibición de efectuar trabajos de arada o similares a una profundidad superior a ochenta centímetros, así como de plantar árboles o arbustos, o realizar cualquier tipo de obras, construcción, edificación o todas aquellas actuaciones que pudieran interferir en el funcionamiento, a una distancia de 2,5 m de ancho.

El personal de mantenimiento y los equipos de trabajo necesarios podrán hacer uso de la servidumbre en las labores de mantenimiento, reparación o renovación de las instalaciones, aunque tendrán que pagar los daños que se ocasionen.

Para las obras se han expropiado 300 fincas pertenecientes al término de Cobreros y 17 al de Galende.