Miguel Terrón Manías es un hombre hecho a sí mismo, alistano de pura cepa y emigrante en tiempos difíciles. Ya jubilado regresó a su pueblo de origen, Latedo (municipio de Trabazos), donde ocupa el cargo de alcalde pedáneo. El domingo la localidad fronteriza revive la elaboración artesanal de aceite de oliva.

-¿Qué recuerda de su infancia en Latedo y en Aliste?

-Nací en 1949, tras la Guerra Civil, una época dura y difícil porque en los pueblos habíamos muchos y la tierra daba poco. Latedo tenía en 1950 un total de 236 habitantes y a la escuela íbamos alrededor de 50 niños y niñas. A pesar de la dureza del medio rural, había que trabajar mucho para conseguir poco, el pueblo rebosaba vida porque habíamos de todo, niños, jóvenes y mayores. Hoy somos unos 45 vecinos. En verano regresan muchos emigrantes.

-¿Cuál fue la alternativa en busca del progreso?

-La emigración y el éxodo rural, quizás la única que había. Con 18 años te ibas al desconocido mundo a ganarte el pan de cada día. En Latedo la mayoría emigramos a Suiza, en la zona de Locarno, próxima a Italia. Yo luego estuve en Alemania porque quería aprender un poco de alemán. Finalmente regrese a Madrid donde estuve 45 años como empresario, tuve varios negocios de restaurantes, bares y discotecas.

-Miles de kilómetros, pero el pueblo nunca se olvida.

-Eso jamás. El pueblo donde naciste, tu tierra, te acompaña siempre, sobre todo en los momentos difíciles, más aún cuando estás lejos. Pasas muchos años fuera y al llegar la jubilación vuelves al pueblo, un paraíso, un cielo para vivir y descansar en tranquilidad.

-El pueblo de Latedo ha apostado por recuperar y mantener valores y tradiciones.

-Así es, y es un acierto. El Ayuntamiento de Trabazos, la Corporación Municipal y muy en especial el alcalde, Javier Faúndez, han trabajado duro, han hecho una gran labor en colaboración con los vecinos. La recuperación del patrimonio tiene fiel reflejo en la restauración de un molino harinero de agua en "la Ribera" y el viejo "el Lagar".

-¿Tienen algún proyecto patrimonial más en mente?

-Sí. Una familia nos ha donado una casa y queremos recuperarla con su horno tradicional para para poder elaborar pan alistano a la antigua usanza. Así cerraríamos el ciclo de hacer harina, el aceite de oliva y el pan casero.

-¿Cuál es el origen de su lagar tradicional?

- Antaño había alguno particular. Hace más de cien años se decidió hacer uno comunal y mi abuelo, Miguel Terrón, cedió la finca para hacerlo. A principios del siglo XXI fue restaurado por el Ayuntamiento con fondos europeos.

-¿A qué se debe la abundancia de olivos en Latedo?

- Está claro que al microclima del río Manzanas, pues no es un árbol presente en el resto de Aliste, si exceptuamos alguno en San Martín del Pedroso. Aquí antes se plantaban junto a los lindes de las fincas, porque el resto había que ararlo y sembrarlo. Hay olivos muy viejos, con cientos de años.

-Las comunicaciones son vitales para los pueblos, ¿ no ?

-Evidentemente. El año pasado se arregló la carretera que nos une con Trabazos, ha quedado muy bien, un gran logro para los vecinos. Ahora los alistanos soñamos con que se convierta la Nacional 122 en Autovía. La carretera está bien, pero hay mucho tráfico de vehículos pesados, tráilers de Portugal, a lo que se suma en estas fechas la niebla. Contar con dos carriles solo es un peligro. La Autovía es necesaria, aunque solo sea por garantías de seguridad vial.

-Como pueblo fronterizo, ¿qué tal son sus relaciones con los portugueses?

-Magníficas. Desde siempre. De niños, españoles y portugueses íbamos con las vacas y las ovejas para la ribera del Manzanas, por la zona del Castillo del Mal Vecino, y convivíamos como hermanos con los vecinos de Quinta de Vale de Pena y también con los de Paradinha.