Medio Ambiente informa que la Tricholoma josserandii "tiene un pie más largo y cilíndrico" frente al de la Tricholoma portentosum "que es más corto y grueso". El problema, según los agentes forestales, es que "si al recolectarlas cortamos el pie con una navaja, dicha diferencia deja de existir, sería invisible y sí se entregan en las fábricas incluso pueden recogerse ambas dándolas por buenas". "Hay que tener mucho cuidado", afirma Domingo Ferrero Cruz, agente forestal, alcalde de Rabanales y presidente de la Asociación de Municipios Micológicos de Aliste y Tábara. También pueden diferenciarse a través de los olores: "La carbonera tiene el olor típico a hongo, la tóxica suelta un fuerte olor a chinche fácil de identificar, a no ser que se esté resfriado".

Para Juan Antonio Sánchez, del Instituto de Restauración y Medio Ambiente de León, experto en setas alistanas y autor de la guía micológica de Adata, "la carbonera es una seta de comestibilidad excelente", aseverando que se puede recoger en otoño e incluso en invierno al poder soportar las primera heladas. Define la Josserandii "de carne blanca grisácea, con olor a harina rancia, un sabor amargo farináceo y esporada blanca, con cutícula fibrillosa radialmente, afieltrada y lubricada en tiempo húmedo".