La comarca alistana vive el final de una campaña micológica que se ha presentado como la peor de los últimos años, tanto por la escasez de producto dada la falta de lluvias durante casi todo el otoño, como por la invasión de cuadrillas ilegales de recolectores de Europa del Este que "arrasan" pinares enteros buscando níscalos, sin licencia, para venderlos después a empresas foráneas. Las envasadoras de setas de la zona ya se atreven a cifrar la producción del 2016 "en el 25% de lo que manejaríamos en una campaña normal", algo que afecta de forma directa a toda la economía de la comarca, pues el sector es una importante fuente de empleo estacional que este año ha descendido dramáticamente. Ayer mismo un empresario micológico de San Vitero reconocía a este diario que "en el mes de noviembre podemos tener hasta 18 trabajadores a la vez en nuestra planta, y esta campaña estamos funcionando con solo dos".

Las compañías alistanas han formado un frente común y se niegan a comprarle las setas a las cuadrillas ilegales, que se llevan gran parte de los pocos hongos que crecen, pero a este handicap se une que la escasez es aún mayor en otras provincias de España, lo que atrae hasta Aliste a mayoristas de lugares tan lejanos como el Levante que están reventando los precios incluso entre los recolectores alistanos. El níscalo es este año el mejor termómetro del mercado -los boletus apenas han crecido-, el precio en origen de esta seta normalmente oscila entre los dos y los tres euros el kilogramo, y estos días se está pagando a 13 euros. Los empresarios de la Raya apuntan a que estos precios "desorbitados" los mayoristas de fuera "los compensan comprando también producto recogido ilegalmente, más barato, pero nosotros no nos lo podemos permitir". En consecuencia, las envasadoras alistanas se mantienen prácticamente paradas en el que debería ser el momento de mayor actividad.

Pero incluso para los alistanos que viven del sector micológico, el perjuicio económico no es lo peor de esta "guerra del níscalo", sino "el daño que están haciendo en nuestros montes" las cuadrillas ilegales organizadas, en palabras de una trabajadora de una empresa de Rabanales. Diferentes testigos oculares afirman que estos grupos de ciudadanos de Europa del Este meten las setas en bolsas de plástico, algo que no está permitido porque impide la diseminación de las esporas, pero también se valen de utensilios prohibidos como rastrillos o como los cuchillos con hojas de más de 20 centímetros de longitud que la Guardia Civil requisó a la caterva desarticulada el miércoles el Moldones. Estas herramientas destrozan el manto del bosque y rompen el micelo de los hongos, las zonas esquilmadas "no vuelven a producir níscalos en dos o tres años", aseguran los expertos. Por otro lado, los vecinos de la zona fronteriza con Portugal -donde se ha detectado la presencia de estas cuadrillas en los últimos días- coinciden en que los recolectores del Este "van dejando los montes por donde pasan llenos de basura".

Los empresarios destacan "la indefensión" a la que se sienten sometidos, algo en lo que coinciden las autoridades municipales de la comarca, ya que "la Guardia Civil y los agentes de Medio Ambiente hacen lo que pueden con la ley en la mano, pero hay una impunidad terrible", confiesa Javier Faúndez, alcalde de Trabazos y presidente de la Mancomunidad Tierras de Aliste. Las multas impuestas a los recolectores ilegales casi nunca se llegan a cobrar porque son insolventes, solo se considera delito cuando una sola persona lleva más de 400 euros de producto, y la mercancía solo se puede decomisar cuando los agentes del orden les pillan in fraganti con las manos entre los pinos. "Necesitamos que se de soporte jurídico a las fuerzas del orden para que puedan actuar contra estas mafias, y uno de esos soportes es que puedan decomisar la mercancía en tránsito", asevera Faúndez. La Mancomunidad tratará de introducir esta cuestión en la Ley de regulación del recurso micológico silvestre que prepara la Junta de Castilla y León, y por eso ya han solicitado una reunión al consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones.

El organismo alistano también se reunirá con el subdelegado del Gobierno en Zamora, Jerónimo García Bermejo. Su presidente, Faúndez, defiende que las cuadrillas ilegales no han llegado a Aliste espontáneamente, sino pagadas por empresarios de otras zonas de España que cada noche llegan a Alcañices para llevarse la mercancía, por lo que "estamos hablando de una forma de explotación ilegal de trabajadores". En los últimos años, estas redes se movían por la provincia de Soria, pero este otoño han elegido los montes de Aliste, y uno de sus cabecillas, afirma Faúndez, ha llegado a "amenazar de forma velada" a un alcalde alistano.

Los ayuntamientos de Aliste tomarán medidas para tratar de evitar esta situación en la próxima campaña, desde las empresas micológicas reclaman algunas que están en su mano como la promulgación de ordenanzas que prohíban la venta de setas en los cascos urbanos -en los caminos y carreteras ya no se permite-. El secretario de la Mancomunidad estudiará si es viable legalmente, y en caso afirmativo se animará a todos los municipios a aprobar este tipo de ordenanzas, como ya se ha hecho con las colmenas trashumantes.