Los Agentes Medioambientales de la Consejería de Medio Ambiente, como Agentes de la Autoridad y de la Policía Judicial en la Comunidad Autónoma de Castilla y León, están obligados entre otras funciones, a las tareas de custodia, policía y defensa de la riqueza forestal, de la fauna y de la flora silvestre. Con vistas a que puedan desempeñar dichas funciones de forma eficaz el Decreto 136 de 26 de diciembre de 2002 reconocía a los Agentes Medioambientales la condición de Agentes de la Autoridad.

Entre las muchas funciones que tienen que desempeñar está también el dedicar parte de su jornada laboral al control de los recolectores de setas. Ya en 2009 y 2010 la abundancia de cuadrillas de rumanos obligó a los agentes alistanos a dedicarse en cuerpo y alma a la vigilancia micológica y a echarlos amablemente de los bosques, una vez que se les pedía la documentación uno a uno. No solo los recolectores llegaban del la Europa del Este, sino también de la vecina Portugal, que armados de tornaderas y rastros entraban en las sierras fronterizas para "recolectar de forma indiscriminada los níscalos de los pinares".

Hoy día, una vez regulado el aprovechamiento micológico, los agentes se dedican a vigilar y controlar pidiendo los permisos, documentación acreditativa y comprobar que para la recolección sólo van provistos de cestas de mimbres y pequeñas navajas. Si alguno de ellos no va provisto del correspondiente permiso se le invita a abandonar la zona, una vez que se le han tomados sus datos personales, con los que imponerle la correspondiente sanción administrativa.