En la comarca de Aliste e Instituto para la Conservación de la naturaleza (Icona) y Patrimonio Forestal del Estado, consideraron, allá por 1957, que lo ideal era plantar alrededor de 1.500 plantas por cada hectárea. El motivo estaba en garantizar la supervivencia de un mayor número: al estar más juntos su tendencia a buscar la luz les hacia crecer más rápidos y más rectos, pero al haber muchos, menos gruesos. En la actualidad ya se utilizan plantas con cepellón, más seguras, y se va a unas 1.200 plantas por hectárea, sin embargo, los expertos aseguran que lo ideal sería bajar hasta las 900. El primer resinero alistano fue Aitor Mielgo Bravo, de Alcañices, contratado por Soluciones Forestales FBC de Segovia el pasado mes de mayo.

Pinares de tres montes ubicados en Alcañices, Sejas, Tola y San Vitero es donde se está trabajando en la resinación durante los últimos años. Otra de las decisiones tomadas es que toda la labor del resinado va a ser "a vida", lo cual permitirá la compatibilidad de los aprovechamientos de resina y de madera, ya que según defienden los expertos: "Los pinos resinados ni sufren mermas en el crecimiento ni pérdida en el valor de su madera".

En lo referente a los costes de extracción de la resina los expertos cifran en un 78% la mano de obra, seguido del 12% de la tasa por alquiler del pino, un 7% para el vehículo, 4% transporte a la fábrica y 1% materiales. Se sobreentiende que los resineros alistanos deberán evacuar el material un lugar de fácil acceso, donde a su vez sería recogida por la empresa Resinas Naturales.

El futuro del sector está asegurado gracias a una demanda creciente, solamente España importa alrededor de 50.000 toneladas de resina al año cuyo valor ronda los 80.000 millones de euros. Además, una de las diez prioridades de la bioeconomía es recuperar la industria química europea creyendo que "la recuperación de la resina permitirá generar empleo rural con enfoque tecnológico", para de esta manera reequilibrar la balanza comercial y no depender de China o Brasil.