El obispo de Astorga, Juan Antonio Menéndez Fernández, visitó ayer la parroquia de Trefacio donde concelebró la misa en el templo, con el párroco Juan Manuel Vime y el sacerdote misionero de Galende Manuel Fernández, en la que participó un pequeño grupo de vecinos.

Su ilustrísima señaló que el motivo de su visita, además de encontrarse con los feligreses, era visitar a todos los párrocos de la diócesis, en esta caso "a don Juan Manuel", una tarea a la que se ha entregado en los 11 meses que han transcurrido desde su nombramiento, y antes de comenzar su visita pastoral. El sacerdote de Trefacio forma además parte del Consejo de Economía de Astorga "y me ayuda a administrar los bienes de la Iglesia" afirmó el obispo.

El sacramento que comparte el obispo con los sacerdotes "es nuestra Orden que nos convierte en pastores de la Iglesia", motivo "por el que obispo y sacerdotes somos hermanos".

Juan Antonio Menéndez reconoció que los sacerdotes "son colaboradores directos del obispo, porque el obispo no podría hacer nada en la Diócesis sin estos hermanos". En sus palabras recordó el pronunciamiento del Concilio Vaticano II, donde los sacerdotes además de ser "tratados como hermanos y colaboradores deben ser amigos".

En su intervención recordó la falta de vocaciones sacerdotales en el seno de la Diócesis "el grave problema que me encuentro al llegar". En los últimos siete años solo se ha ordenado un sacerdote "y en los 11 meses he celebrado el funeral de 12 sacerdotes". Abogó porque los 970 pueblos de su diócesis puedan tener cerca un sacerdote". Destacó que Manuel Vime está al servicio de los pueblos de estas parroquias.

Trazó el semblante negativo del descenso demográfico en los pueblos, aunque animó a los sacerdotes a desempeñar su ministerio con felicidad. En cuanto a su misión "el obispo viene a las parroquias a ejercer su ministerio que, no es otro, que predicar la palabra de Dios".

Al finalizar la misa, Juan Antonio Menéndez despidió uno a uno a los feligreses que se acercaron al templo, al tiempo que alababa el buen estado de conservación del templo, del que dijo "es como una catedral".

El obispo declaró que en las visitas que está realizando a los sacerdotes "me trasmiten mucha alegría y mucho cariño, al igual que los pueblos. Estoy muy contento de estar aquí".

Indicó, no obstante, que "dificultades hay muchas. Las iremos solucionando poco a poco, y algunas no tendrán solución". En las parroquias de Sanabria los sacerdotes acumulan muchas parroquias pero hay poca gente. Si ponemos en relación sacerdote-gente, estamos en una proporción mucho mayor que en las poblaciones, donde un sacerdote atiende a 15.000 personas. Aquí, para 15.000 personas, hay cinco o seis sacerdotes. Esos sacerdotes pueden atender 80 pueblos".

Los templos de la zona de Sanabria que ha podido visitar hasta ahora "están muy bonitos. La mayoría están muy bien restaurados y, gracias a Dios, están conservados. Hay algunos que están deteriorados y a ver si podemos hacer un esfuerzo y restaurarlos". Las lluvias y el tiempo provocan que los templos "duran lo que pueden durar".