Había lugares donde las plantaciones se hacían en terrenos comunales, de propiedad municipal cedidos a los vecinos para plantar en ellos chopos, nogales o castaños. Los vecinos eran y son dueños del vuelo (árboles) que cuidan y aprovechan sus productos, leña, madera y frutos, pero nunca del suelo. Casos de estos se daban en lugares como "Charamascalón" de Boya o "El Colmenalón" de Mahíde, donde cada uno sabe cuáles son sus árboles, pasando de padres a hijos.