El Ayuntamiento de Puebla de Sanabria ha puesto en marcha un programa para incentivar el turismo en el eje Puebla-Robledo, con la finalidad de dinamizar las poblaciones de la Sierra de la Culebra, integrarlas en el circuito de visitas y dar a conocer el patrimonio etnográfico.

El programa comenzó el viernes y se mantendrá todos los fines de semana y festivos del mes de noviembre y diciembre. Este recorrido interpretado por el personal de la Oficina de Turismo permite conocer un lagar, un horno, una fragua y los lavaderos tradicionales de Robledo, además del molino de Peña la Cascada en el camino al centro del Lobo de Robledo.

Los primeros participantes de Madrid y Guadalajara iniciaron su recorrido desde el punto de encuentro en la estación ferroviaria de Puebla de Sanabria, un edificio que en los parámetros de la arquitectura civil entran en la categoría de singular y una de las más bellas según los portales turísticos de internet. José Luis Requejo y Miriam Chimeno guían esta primera visita que han preparado a conciencia. La estación se inauguró en 1952 en el tramo Zamora Puebla de Sanabria. La historia de esta estación está ligada a la construcción del ferrocarril hasta Galicia, que se planteó a finales del siglo XIX y no fue una realidad hasta mediado el siglo XX.

Y posiblemente a mediados del siglo XX todavía estaban en uso las construcciones de Robledo objeto de visita. Construcciones de la "arquitectura negra" por la tipología de la piedra y su color que engrosan el eje urbano rural. El lagar y el horno de la familia Juárez comparten espacio en la misma edificación, una sala amplia donde se fabricaba la cera que se exportaba íntegramente a Valencia hasta 1960. En este punto se incorporan al recorrido dos personas más, de Zamora y Rozas.

Los propietarios de la fábrica gestionaban un millar de colmenas en Robledo y en pueblos como Ribadelago, Palacios, Limianos, etc. Además de fabricar la cera se dedicaron a trabajar las velas porque se conservan algunos de los artilugios empleados para su fabricación. Requejo desgrana el proceso de cocción, prensado y decantación que permitía separar primero la cera de la miel y del agua. La cera cuando se separa de la miel es de color oscuro y para conseguir su color amarillento se filtra en las esteras de esparto y por la presión del lagar. La enrome viga de madera de negrillo devora el espacio de la sala y la atención de los visitantes.

El horno, unas veces familiar y otras veces vecinal, permitía cocer el pan, además de proporcionar calor. Para las visitantes de Rozas y Zamora el horno es conocido, como muchos de los objetos, artesas, lumbreiros y tamices. En el suelo yacen las bolas de cera extraídas de manera artesanal, tras separarla de la miel con el proceso de calor.

En los años 50 las lavadoras eran un objeto de importación y lujo. Las vecinas de los pueblos se empleaban en dejar la ropa blanca en los lavaderos comunales, no había ni pila ni agua corriente en las casas. El lujo ahora es poder contemplar una de las estructuras más interesantes que se conservan en estos lares de la Sierra de la Culebra. El lavadero comunal de Robledo llama la atención de los visitantes. A pocos metros un pequeño edificio esconde la fragua de la familia Marcos Chimeno, que exhibe el fuelle de grandes dimensiones y en pleno funcionamiento. Martillo y yunque son herramientas para las que no se encuentran herreros, ni maestros veteranos ni nuevos aprendices.

El recorrido se hace a través de esa arquitectura "negra" que da personalidad urbana a un pueblo como Robledo en el que es un placer poder charlar con sus vecinos atareados estos días detrás de las castañas y las setas. Son los vecinos los que relatan las peripecias de la ermita de San Cayetano que arreglada por la cúspide necesita un arreglo interior para que los santos, que en su día se llevaron a la iglesia parroquial pro le mal estado del templo situado en el centro urbano, regresen a su antigua morada.

La visita al molino de Robledo cierra el recorrido a los lugares que antaño fueron el eje de la actividad económica y doméstica, y que ahora se convierten en el eje de la actividad turística.