Antaño los castaños se plantaban en laderas de umbría (abeseos), allí donde el cultivo y recolección de trigo y centeno era difícil o imposible incluso arando con vacas o segando a mano y a hoz. En verano bajo ellos sesteaban los ganados de ovino y vacuno abonando los árboles. Los propietarios de estas plantaciones eran varios vecinos, con filas de castaños en líneas de máxima pendiente, sin separación entre colindantes, pero la propiedad se respetaba y nadie cogía las castañas que no eran suyas. En los lugares de difícil acceso había que sacarlas a lomos de la burra.