-¿Cuándo se centra en la elaboración de la capas pardas alistanas de honras y respeto?

-A raíz de la creación de la Asociación para el estudio y la promoción de la capa alistana liderada por Ricardo Flecha, y una vez falleció el señor Juan Gallego Baz de Bercianos y los achaques y la vejez de señor Domingo Fernández de San Vitero, dos históricos sastres alistanos. Es entonces cuando ante los encargos no me quedó otro remedio que meterme de lleno a hacer capas.

-La tarea de elaborar capas es artesana y lenta, son puras obras de arte.

-Así es. Antaño se utilizaban los paños pardos alistanos elaborados de la lana de la oveja negra Castellana, una raza muy unida a tierras alistanas, curtidos en los batanes del río Aliste. Hoy la materia prima se trae directamente de las últimas fábricas que quedan en Béjar, Salamanca, muy parecida al paño de antes. Confeccionar una capa me lleva un mes, haciéndola a ratos, dedicándome en exclusiva la puedo hacer en quince o veinte días. Siempre dependiendo de lo lujosa que se quiera hacer.

-Uno de los valores de las capas pardas es su originalidad.

-Quien tiene un a capa tiene un tesoro. Antiguamente cada hombre estrenaba la suya el día de la boda y era su compañera de viaje en fiestas, procesiones de Semana Santa, entierros y lutos. Son artesanas, no hay dos capas iguales y sus diseños y dibujos son copias de otras antiguas o las saco de mi memoria, de lo que vi y recuerdo de mi niñez. Cada capa pesa alrededor de los 4,5 kilos, dos menos que las antiguas, y lleva entorno a cinco metros de paño.