Kentaro, el lince que en el año 2013 animó con su presencia la vida faunística de la provincia de Zamora, al igual que hiciera el oso con su aparición en Sanabria atraído por el dulzor de la miel, murió atropellado el pasado domingo en una carretera de Portugal, en una autovía de Maia cerca de Oporto, según indicó ayer el director del proyecto Life+Iberlince, Miguel Ángel Simón.

Murió joven y lleno de vida, pues no alcanzó los cuatro años de edad. Este felino sorprendió por hacer una vida libre y a su viento por tierras de España y Portugal, y por recorrer más de 3.000 kilómetros salvando obstáculos de alto riesgo.

Ha sido víctima de uno de los grandes y candentes problemas de la actualidad como son los siniestros en las vías de comunicación ocurridos por la incursión la fauna salvaje. El lince está entre los animales más amenazado del mundo. Miguel Ángel Simón lamenta la desgracia de la muerte pero valora la aportación de la información que ha facilitado debido a su errante vida por España y Portugal adelante

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El lince nació en el centro portugués de Cría en Cautividad de Silves, en marzo de 2013, y fue puesto en libertad en los Montes de Toledo el 26 de noviembre, junto a su hermano Khan, que decidió marchar por derroteros diferentes.

Tras permanecer en Toledo y Ciudad Real un mes se lanzó a una peregrinación en por los montes de Toledo, Madrid, Cuenca, Guadalajara, Zaragoza, Soria, La Rioja, Burgos, Palencia, Valladolid y Zamora, según informó al residir el lince en la provincia el Servicio territorial de Medio Ambiente.

Su recorrido por el campo zamorano comenzó el 21 de julio, cuando Kentaro entró en la provincia, procedentes de Valladolid. Cruzó por Belver de los Montes y avanzó por la Reserva de las Lagunas de Villafáfila, salvó el embalse de Ricobayo y bordeó por el sur la Sierra de la Culebra hasta adentrarse en Aliste, donde tras pasar por las proximidades de Rabanales y Alcañices, el 4 de agosto abandona la provincia cerca de Villarino Tras la Sierra y penetra en Portugal. Aun regresó para vivaquear por Sanabria de donde regresó de nuevo a Portugal.

Los responsables del proyecto Life+Iberlince habían perdido su piesta debido a que el collar que portaba se había quedado sin batería. Tras su muerte comprobaron por el chip que se trataba de Kentaro, uno de los ejemplares que llamaba la atención por su largo recorrido por España y Portugal salvando obstáculos naturales y artificiales de toda naturaleza. Un coche puso punto final a su trayectoria.