La imagen duró un instante ya vencida la tarde gris; coincidió en las cercanías de la Plaza Mayor, en el mismo encuadre: un grupo de vecinos y vecinas (sobre todo) ataviado para la ocasión (festiva) y un coche con un carro cargado de orujo de uvas blancas todavía babeantes, dolientes y recién exprimidas por la prensa. Así fue la jornada de la Fiesta de la Vendimia de Sanzoles, un programa lúdico, para unos, y un día de trabajo de cortar uvas y oficio de bodega, para otros. Este año sí coincidieron las dos facetas más típicas de la vendimia: el componente laboral, que lo tiene, y el festivo que, por supuesto, también.

El programa de la Fiesta de la Vendimia estuvo organizado por el Ayuntamiento. Muy bien dotado y más largo que nunca porque las estrellas fueron, sin duda, los gigantes de la Asociación Cultural Tradición y Música Popular de Zamora (Tradimupo) que recorrieron las calles del pueblo de Tierra del Vino.

Desfile de carretillas desde la Plaza Mayor hasta el Colmenar, donde se celebró una serie de juegos tradicionales; desfile de vendimiadores hasta la plaza; vendimia, pisada y prensa de uvas, misa, entrega de premios en el pabellón municipal (con la colaboración de la asociación cultural Santa Águeda de Sanzoles) y merienda compartida en el mismo recinto deportivo, esa fue la hoja de ruta de una celebración donde los foráneos se dejaron notar con creces.

Vecinos y vecinas de Sanzoles volvieron a revivir una labor agraria ancestral que ha tenido siempre una vertiente lúdica, capaz de crear modos e interpretaciones que han generado una cultura propia, que ha ido navegando en las aguas del tiempo hasta convertirse en atractivo turístico capaz de llamar la atención de gentes de toda condición.

Sorprende siempre en este pueblo la implicación de los niños en todo tipo de manifestaciones populares, que estallan a finales de año en la celebración del Zangarrón. La presencia infantil es una constante en todas las fiestas. Y también, y especialmente, en la de la vendimia.

En esta ocasión, como se ha dicho, y después de varios años en que la vendimia y las labores de la bodega se han adelantado por los efectos, dicen, del cambio climático, con lo que la fiesta que siempre se celebra después del Pilar no había coincidido con las labores propias del oficio, este año sí.

Algunos vecinos se emplearon a fondo ese mismo día de la fiesta en las tareas de vendimia y también en las propias del lagar. Las lluvias de la pasada semana suspendieron las tareas y han obligado a reiniciarlas a la carrera por si el cielo vuelve a cubrirse. El fruto está sano pero todo puede cambiar en días. La humedad, a estas alturas, no es buena para este género, porque la baya, necesitada de humedad, la chupa a la carrera y, ya debilitada, se rompe, lo que abre un foco para la enfermedad, principalmente para la podredumbre que supone el oídio, que siempre está acechando.

Las tareas de estrujado de la uva se siguen realizando en la actualidad mediante el sistema de prensa y se aplica también desde hace pocos años, una nueva variedad, el despalillado.

Cuando la uva se prensa, el mosto obtenido pasa a los depósitos y se enriquece con la "madre" -racimos enteros ligeramente pisados- que ayuda a activar el proceso de fermentación. Si la uva se despalilla, el orujo sin escobos pasa a reposar en las grandes vasijas para que se repita el mismo proceso. En ambos sistemas es preciso "mejer" -mover el mosto con la "madre" o el orujo, más aún en este último caso, durante muchos días. Cuando la uva es blanca y prensada, la fermentación se hace lo más limpia posible, sin racimos pisados. Es conveniente el desfangado, que consiste en "limpiar" el mosto cambiándolo de vasija.

Fiesta de la Vendimia y labores de recolección y lagar en Sanzoles. Este año "don" y "din" han coincidido y han vuelto a dejar sobre el tapete una lección de cultura vitivinícola.