Tábara, autoridades y vecinos, hombres y mujeres, niños, jóvenes y mayores, todos se dieron cita el pasado domingo en la iglesia de la Virgen de la Asunción para rendir un emotivo y sin lugar a dudas merecido homenaje a una de las personas que, aunque llegada de tierras lejanas, más, mejor y profunda huella ha dejado en la villa: José Manuel Ramos Gordón. Un leonés, a mucha honra, que también, como sacerdote y vecino, se sintió tabarés de corazón. Uno más le consideraron los propios tabareses y así lo demuestra la concesión hace ya quince años por parte de Ayuntamiento y villa del título de "Tabarés del Año".

José Manuel Ramos Gordón celebró la santa misa junto al nuevo sacerdote, Carlos, y al prior de los Agustinos de Salamanca, natural de Sesnández. El templo se quedó pequeño para agradecer su labor a un cura bueno: la puerta de su casa siempre estuvo abierta para los feligreses que buscaban ayuda y consejo, espiritual o humano.

José Ramos San Primitivo, alcalde de Tábara, destaco su la labor humana y evangelizadora: "don José Manuel es un tabarés más, un párroco y un vecino, que durante mas de veinticinco años ha demostrado su sencillez y bondad, estando a nuestro lado, apoyándonos y ayudándonos cuando fue necesario" y destaco su labor como investigador "personas como él y John Williams han conseguido hacer de Tábara un lugar en el que nuestra historia se ha puesto al alcance de cuantos nos visitan" en clara referencia al Centro de Interpretación de los Beatos. Sentenciando que el reciente premio de la Diputación a Tábara "es en buena parte gracias al trabajo que José Manuel fue haciendo día a día a lo largo de los años que ha estado entre nosotros".

José Almeida, hospitalero del albergue sentenció: "gracias don José Manuel por haber estado siempre en el lugar en el que se le necesitaba, por todo lo que ha hecho por cada uno de su feligreses".

Tábara le hizo entrega de un magnífico pergamino que le acompañará cada día llevando a la villa y a los tabareses en la memoria y en el corazón. Allí estuvo también una comisión de Moreruela de Tábara que le obsequio con una Biblia.

En la posterior comida de homenaje participaron más de 300 personas degustando una sabrosa y suculenta paella. José Manuel se ha ido, pero los tabareses le han dejado claro que la villa de Tábara siempre será su casa.