Los resultados de los estudios de María Hernández Rodríguez realizados en tierras Aliste y en las universidades de Valladolid, Joensuu (Finlandia) y Oregón (Estados Unidos) demuestran "la elevada diversidad fúngica asociada a estos ecosistemas, respaldando el interés de conservación de estos hábitats que generalmente aparecen en suelos muy pedregosos y pobres".

De esta manera se llega a la conclusión que "un manejo en mosaico de estas áreas, incluyendo parches de diferentes edades y distintos tratamientos de combustible, ayudaría a mantener la elevada riqueza fúngica asociada a las distintas etapas sucesionales de Cistus ladanifer (jaras)". Al mismo tiempo "se previenen los incendios forestales como consecuencia de la interrupción de la continuidad de combustible". Aunque estos tratamientos crean nuevas condiciones ambientales que alteran la fructificación de los hongos, en el estudio de las comunidades presentes en el suelo se constató que, "al realizar los tratamientos, no se produce un impacto negativo permanente en las comunidades fúngicas, ya que el micelio de los hongos es capaz de permanecer en el suelo". Desde un punto de vista económico, "la práctica de manejo asociada a mayores producciones y por tanto, la que produce mayores beneficios económicos es realizar un desbroce total cercano al final del ciclo de vida de Cistus ladanifer".

Por otro lado, "si el objetivo de manejo tiene una orientación más ecológica -mantener o aumentar la diversidad fúngica-, la quema controlada puede ser la mejor opción". El manejo adecuado de estas áreas produciría "importantes beneficios económicos derivados del aprovechamiento micológico en estos ecosistemas que tradicionalmente han sido considerados improductivos, y generalmente se encuentran en zonas rurales económicamente desfavorecidas".