Los vecinos de Granja de Moreruela cumplieron con la tradición: cerrar las fiestas del Cristo del Amparo con una merienda en el monasterio, situado a pocos kilómetros del municipio, una joya cisterciense que en los últimos meses está de más actualidad que nunca dado que las administraciones nacional y autonómica "olvidaron" colocar las señalizaciones pertinentes desde la Autovía de la Plata para guiar a los turistas que quieran visitar uno de los monumentos más importantes de la provincia. Los granjeños quisieron reivindicar su convento con una asistencia masiva, aprovechando los últimos retazos de un verano que se prolonga, cargados con las viandas típicas para la ocasión: tortilla de patatas, embutidos, pimientos asados y postres variados. Tampoco falló la tradición de jugar a la calva. La jornada campera comenzó con el concurso de tortillas, 19 en total, que fueron catadas por los miembros de la charanga que amenizó la merienda. Las ganadoras fueron María José Álvarez, por el sabor, y Maribel Almena, por la presentación.
Los festejos del municipio comenzaron el viernes con una macro-fiesta para continuar el pasado sábado con una pulpada en la nave del frontón de la localidad, los fuegos artificiales y una verbena durante la que se eligió a los reyes de las fiestas. En esta ocasión, el reinado de los más jóvenes recayó en Joel Gil y Jenny Álvarez, y el de los más mayores, en Paloma Fernández y Pepe de la Vega.
El domingo 28, la misa dio paso a la procesión en honor al Cristo del Amparo, eso sí, sin sacerdote que acompañara la comitiva, ya que el cura del pueblo, Santiago Cañizares, alegó falta de tiempo. Las fiestas continuaron el lunes con un campeonato de tute y la típica verbena también en la nave del frontón, a resguardo del fresco que empieza ya a notarse en horas nocturnas.
La tradicional merienda en el Monasterio de Santa María de Moreruela puso fin a unas fiestas marcadas por el buen tiempo y, sobre todo, la participación de todos los granjeños, los que residen en el pueblo y los que tuvieron que emigrar.
