Carbajales de Alba vivía ayer una animada jornada con motivo de sus fiestas patronales en honor a la Virgen de Árboles. El día comenzaba con la misa patronal y posterior procesión, a la que asistieron el delegado territorial de la Junta de Castilla y León, Alberto Castro, y autoridades municipales de villas y pueblos vecinos, además de la Corporación local.

Por la tarde, el tradicional espanto atrajo a unos 140 caballistas y a cientos de aficionados que llenaron la Cañada para contemplar la salida de las reses, cuatro toros y seis bueyes. Los bravos salieron por delante de los mansos, y por este motivo la manada se disgregó pronto. Uno de los toros, el más manso, pronto se refugiaría en un pinar, y otro de ellos huía hacia el río, cuando se alejó de la era la organización decidió dormir a este astado para evitar que se perdiera, como sucedió el año pasado con Camarero.

Los otros dos, entre ellos el más viejo de los cuatro bóvidos, mostraron una gran bravura y dieron buen juego durante toda la tarde. Durante el transcurso del encierro acabaron entrando en el casco urbano de Carbajales, campando a sus anchas por la zona del puesto de la Guardia Civil. A su paso por el pueblo, uno de los toros la emprendió contra los coches aparcados en la vía pública, reventando seis ruedas y causando destrozos en la chapa de otros vehículos. No se produjeron daños personales.

No obstante, llamó la atención la gran concentración de aficionados llegados de todos los pueblos de la provincia de Zamora, superior incluso a la de años anteriores.