El servicio de Medio Ambiente en Zamora está a la espera de que se apruebe la dotación presupuestaria para la instalación de un nuevo tipo de vallado anunciado en la finca de San Miguel de la Ribera donde los lobos han atacado trece veces durante este verano. Ayer, el ganadero afectado, Felipe García, hablaba en Zamora de forma informal con personal de Medio Ambiente, que le confirmaba el compromiso de la Junta de colocar un tipo de cerca de forma experimental con el fin de evitar nuevos ataques del depredador, como ha anunciado hace unos días el delegado territorial, Alberto Castro.

"Dicen que la burocracia es lenta y tiene que venir la orden de Valladolid; esperemos que no tarden mucho porque sino esto se queda para los pájaros" reaccionaba Felipe García sin poder disimular la desesperación e impotencia ante los sucesivos ataques del lobo en la explotación de San Miguel de la Ribera. Prueba de esa preocupación es que el ganadero ha vuelto a las guardias nocturnas, que habían suspendido después de que la Junta abatiera dos lobos, pero con dos ataques posteriores a ese control "ya no nos fiamos de nada". Incluso desde Medio Ambiente se ha indicado que la patrulla del lobo intensificará la vigilancia por la zona hasta que se tomen las medidas anunciadas.

"Anoche (por la madrugada del domingo al lunes) estuve hasta las cuatro y media de la mañana porque aullaban los perros, rebuznaba el burro... Aquello andaba muy revuelto, seguro que estaban observando (los lobos) para volver" manifestaba Felipe García. "Parece ser que la manada se ha habituado a este sitio y como siempre les ha ido bien, pues vuelven".

García asegura que la Junta "lo único que contempla ahora es lo de la cerca, abatir más lobos está descartadísimo". Al parecer ya se ha contactado con el contratista y se tiene el modelo del vallado que se instalará en la explotación de San Miguel de la Ribera.

El ganadero ha perdido alrededor de 150 ovejas en los trece ataques de lobos sufridos desde el mes de julio, un 15 por ciento de la cabaña sin contar los daños colaterales que producen estos episodios en la cabaña, como abortos, estrés y una merma en el rendimiento de los animales.

La Alianza Upa-Coag ha reclamado medidas. "Hay que acabar con este drama de una vez por todas y con urgencia si queremos que este ganadero siga trabajando en una explotación que le permita vivir a el y su familia".