San Martín de Castañeda revivía ayer las ancestrales tradiciones del recital de la Loya y la ofrenda del ramo a su patrona, la Virgen Peregrina, en una iglesia abarrotada de devotos que no quisieron perderse la emotiva ceremonia. Las jóvenes que este año se vistieron de sanabresas y tuvieron el honor de ofrecer el Ramo a la Virgen fueron Sara Prieto, Alba Quintana, Lorena Zurrón y Mónica González, juntas pusieron voz, un año más, al antiguo canto que los vecinos del Balcón de Sanabria consideran el himno oficioso de su pueblo, pues todos lo conservan en su memoria, con especial emoción las mujeres que al oírlo recuerdan el verano de su juventud cuando eran ellas las encargadas de hacerlo sonar entre los muros del templo. Alejandro Quintana, por su parte, se encargó de declamar la Loya, ataviado también con el traje típico de la comarca.

Una vez finalizada la misa, la Virgen Peregrina, salió del Monasterio para arropar con su manto rojo -su traje para las fiestas-, a todos los devotos que la acompañaron por las calles de la localidad. En la multitudinaria procesión también desfilaban las imágenes de Santa Lucía y San Antonio. Los pendones de la parroquia abrían la comitiva en la que ocupaban un lugar privilegiado las quintas del Ramo, el mozo de la Loya y la presidenta de la Comisión de fiestas con su bastón. Además, otras vecinas vestidas de sanabresas se encargaban de portar el Ramo. Los gaiteros orensanos de Verín se encargaron de animar la procesión con sones armónicos tanto en la explanada del Monasterio de San Martín como por las calles.

Con el acto de ayer, los vecinos e hijos de San Martín de Castañeda renovaron la devoción a su patrona, principal benefactora y a la que invocan para pedir protección ante cualquier adversidad. Al terminar la procesión, las cantoras del ramo, emocionadas, se fundían en un largo abrazo con sus familiares, que las felicitaban por haber cumplido el ancestral rito, y la presidenta de la Comisión, Lucía Jiménez, cedía la vara a la próxima persona que ocupará dicho puesto.

Una exhibición ecuestre y una discoteca móvil animaban la última tarde de las fiestas de San Martín de Castañeda.