La Guardia Civil y todos los vecinos de Gallegos del Campo llevan dos días buscando a su paisano Miguel Fernández, de 78 años, a quien nadie ve desde la mañana del viernes. Miguel, que es natural de esta localidad pero reside en Madrid, veraneaba en su pueblo junto a su esposa, y siguiendo su rutina habitual el viernes salió a pasear en torno a las diez de la mañana, la última vez que fue visto -al menos hasta el cierre de esta edición-. Fue a mediodía cuando su esposa, extrañada de que no hubiera regresado a casa a comer, alertó a todos los vecinos y denunció su desaparición.

Los vecinos de Gallegos pronto salieron en busca de Miguel por la carretera que une este pueblo con San Cristóbal de Aliste, una de las rutas por los que el hombre solía dar sus habituales paseos, pero no hallaron rastro de él. Pocas horas después se sumaban a las labores de búsqueda decenas de personas de San Cristóbal, Figueruela de Arriba y Figueruela de Abajo, así como la propia Guardia Civil, que peinaron caminos y parajes cercanos a la carretera con la esperanza de encontrar a Miguel antes de que cayera la noche, pero sin éxito.

Las labores de búsqueda se reanudaban ayer a las ocho de la mañana, por un lado la Guardia Civil con ayuda de un helicóptero y de varios perros del servicio cinológico, y por otro los vecinos de Gallegos y el resto de localidades del municipio de Figueruela de Arriba en varios grupos coordinados por su alcalde, Carlos Pérez Domínguez. Todos se han volcado en las labores de búsqueda y en apoyar a la familia del desparecido, que no pierde la esperanza de encontrarlo con vida. El regidor y los vecinos agradecen la labor de la Benemérita, por haber aportado tantos medios humanos y materiales, así como a la Mancomunidad Tierras de Aliste que también prestó un perro adiestrado.

Tras un receso durante las horas centrales del día debido al fuerte calor que podía poner en peligro la salud de los más mayores, los vecinos se volvían a organizar a las seis menos cuarto para seguir peinando el municipio, en esa ocasión los campos de la zona del cementerio, la ribera hasta los molinos y otros parajes cercanos a San Cristóbal, de nuevo sin éxito. La jornada de ayer fue un día agotador para todo el pueblo, pero no pierden la esperanza y hoy continuarán buscando.

Tampoco los perros adiestrados de la Guardia Civil parecían hallar algún indicio o pista del paradero de Miguel. Los vecinos se muestran "tan asustados como extrañados por su desaparición", ya que Miguel Fernández adolece de una pierna, por lo que "normalmente solo caminaba por la carretera o caminos de fácil acceso", según explica el alcalde, Carlos Pérez, por lo que resultaría extraño que se hubiera desviado hacia el campo donde hubiera podido perderse o sufrir algún tipo de accidente que le impidiera regresar a casa. Por otro lado, Miguel goza de "una buena salud mental para su edad", por lo que en principio no cabría esperar que se hubiera desorientado. Sin embargo, los agentes tampoco manejan ninguna hipótesis de otro tipo sobre su desaparición.

Aun así, ni la familia de Miguel ni sus vecinos pierden la esperanza de encontrarle con vida y por eso la búsqueda se reanudará hoy a las ocho de la mañana para peinar los alrededores de la carretera Alcañices-Villardeciervos, "no nos vamos a dar por vencidos", declaraba a este diario el regidor de Figueruela. Mientras tanto, los vecinos apoyan en todo lo que pueden a la esposa y la hija de Miguel, cuya desazón va creciendo a medida que pasan las horas.

Este verano han desaparecido cuatro ancianos en diferentes pueblos de la provincia de Zamora, una de ellas, Felisa Ferrero García, de 91 años, continúa en paradero desconocido después de un mes y cinco días. Felisa, natural de Ilanes, desapareció en Robleda, donde pasaba unos días con su hija. Al igual que Miguel, Felisa fue vista por última vez cuando salió de su casa para dar un paseo, y después de varios días de una intensa búsqueda en la que se volcó toda la comarca de Sanabria no se halló ni un solo indicio que revelara el destino la mujer. Mejor suerte tuvo el residente del geriátrico de Villaralbo, que fue encontrado en un maizal cercano al centro a las pocas horas de su desaparición.